Sacrificios de padre

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02 de marzo de 1977

Steve estaba en la mansión de los Stark y estaba cansado de la situación allí.

Howard y María habían dejado a su suerte al castaño más pequeño, por lo que Steve había decidido cuidarlo y acompañarlo en su soledad, pero había momentos en los que él no podía ser la figura que Tony necesitaba y sus padres eran absolutamente necesarios, pero ellos nunca estaban, y cuando estaban, fingían ser la familia perfecta bajo las luces de los cámaras y las preguntas de cientos de periodistas que querían saber de su vida, eso, si se deja del lado a todos aquellas personas que fingían interés solo por obtener información jugosa o por conseguir un puesto en IS.

Pero un día Steve pudo tomar la oportunidad de hablar con Howard y decidió que no la desaprovecharía por nada del mundo.

*******

—y dime, Steve ¿Qué era eso tan importante de lo que querías hablarme?— respondió con jovialidad el castaño mayor, mientras bebía de su vaso de whisky.

—es sobre Tony— respondió el rubio con seriedad, causando que el gesto del mayor se torciera.

—¿Qué te hizo el pequeño diablillo ahora?— preguntó el castaño con un tono un poco más serio, sacando un suspiro de frustración del rubio.

—no me ha hecho nada malo, Howard. Tony es un chico grandioso y justo de eso es de lo que quiero hablarte— explicó el rubio con seriedad —Tony es un chico increíble, pero ustedes están tan ocupados que nunca se interesan por prestarle la atención debida. Tony los necesita y ustedes lo están dejando de lado sin remordimientos, perdiéndose de lo increíble que es él y negándole la oportunidad de tener unos padres— expresó sin temor y con determinación, causando un leve temblor de vacilación en la mirada del mayor, que se desvaneció rápidamente, siendo reemplazado por un brillo de determinación.

—Steve, entiendo que como Omega y por la cosa del instinto, estés tan apegado a Tony y seas tan condescendiente con él, pero María y yo sabemos lo que estamos haciendo. Te lo voy a decir y solo lo haré una única vez, así que quiero que me escuches bien— aseguró con seriedad, antes de continuar. —nuestro sueño siempre fue ser padres, María y yo fuimos los más felices cuando nos enteramos de que seríamos padres, pero fuimos egoístas y olvidamos que nuestro hijo nacería con la pesada cruz de nuestros apellidos y como si con eso no fuera poco, nació siendo un alfa. Poco después de nacer, María y yo llegamos a la decisión de disfrutar lo poco que pudiéramos con él y que luego lo preparariamos no para ser nuestro hijo, sino para ser un Stark y para ser el alfa de su Omega. Queremos que sea un hombre que no se quede en la victoria vacía de un logro, sino que siempre luche por evolucionar, queremos que entienda que con sacrificio se logran las cosas y que el dinero no le va a dar todo lo que él quiera en la vida, queremos que no dependa de nuestro recuerdo, porque tenemos muchos enemigos y sabemos que la hora de nuestra muerte cada vez está más cerca, Tony es un alfa, y si nosostros fuéramos del tipo de padres normales, nuestra muerte le causaría mucho dolor, rencor y frustración, además de nublarle el panorama y hacer que ignore cosas más importantes, y lo que menos queremos es que se agobie de por vida con nuestro recuerdo, él está hecho para cosas mejores. Pero, lo más importante, queremos que Tony sea el alfa perfecto para el que, estamos seguros, será su Omega. Tony siempre ha sido muy adelantado en todo y en algún momento él hizo las elecciones de su vida, por esa razón lo estamos preparando para que sea un hombre fuerte y persistente, porque se que le va a hacer mucha falta. Queremos que Tony sea lo mejor de nosotros, así el nunca llegue a enterarse, por eso estamos haciendo el sacrificio más grande, que es dejarlo de lado aunque deseamos estar con él y verlo crecer, pero quizás, algún día en el futuro nos lo agradezca. Además, él te tiene a ti. Se que no tienes obligaciones con él, pero se mejor que nadie que tú eres su mejor compañía— respondió con determinación y orgullo, causando que los ojos del rubio se nublaran por la emoción y sentimiento que le transmitía la tremenda confesión que acababa de escuchar, aunque hubo algo que le género una insoportable incomodidad y fue la mención del Omega de Tony. Pero ya indagaría en eso más adelante. —ahora que escuchaste esto, quiero que me prometas que no dirás nada de esto a Tony. Él no debe enterarse por ningún motivo en este momento de todo lo que dije aquí. Se lo diré en algún momento, pero no ahora— aseguró ante la leve vacilación en el gesto del rubio.

El Alfa Perfecto Para MiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora