25 de diciembre de 1984
Tan pronto como la inclemente tormenta cesó un poco y las condiciones permitieron que las personas albergadas en la vivienda pudiesen abandonar la propiedad, Howard se vistió con las prendas más abrigadas que poseía en su armario y armado de una pala y un par de gruesas botas, salió de la casa, con rumbo a la pequeña ala destinada a servir como refugio para Steve cuando se encontraba en su periodo de calor.
****
Al llegar al lugar, el olor del celo de Steve le irritó un poco la nariz, sin embargo no era nada con lo que no hubiese lidiado antes, por lo que esto no fue impedimento para que golpeara la puerta fuertemente y gritará el nombre del rubio, para saber si se encontraba bien.
—¡Steve! ¡Steve! ¿¡Steve, estás bien!?— exclamaba el mayor mientras golpeaba la puerta.
—¡Vete!— fue el grito que se escuchó desde el interior.
El mayor se quedó un poco helado por el tono, Steve nunca le había gritado de esa manera tan angustiosa y temerosa, sin embargo, se recuperó rápidamente y sustituyó la sorpresa por preocupación.
—¿¡Dime qué pasa, Steve!? ¡Déjame ayudarte! ¡Necesito saber cómo te encuentras!— gritó, mientras trataba de abrir la puerta, para darse cuenta de que la puerta estaba trabada con seguro.
—¡Solo vete, por favor! ¡Estoy bien, no te preocupes!— grito en un tono más calmo el rubio desde el interior del pequeño apartamento.
—Esta bien— respondió con resignación, antes de irse de regreso a su hogar, con la preocupación y la incertidumbre de no saber lo que ocurría con su amigo.
******
—Steve ¿Cómo está él?— preguntó el castaño menor con determinación, mirando seriamente al mayor y sintiendo como el deseo, así como la molestia, se apoderaban de su cuerpo al sentir el olor que tenía impregnado el mayor.
—no lo sé, él solo se encerró en su lugar y no me quiso abrir la puerta. No sé cómo esta y tengo miedo de que haga algo estúpido estando en ese estado— respondió el mayor, quitándose las prendas innecesarias, antes de dirigirse a la licorera, tomar una botella de whisky, abrirla y vertir un poco de su contenido en una copa, la cual bebió de forma apresurada.
—¡Pero no puedes simplemente dejarlo solo allí y ya! ¡Esta solo y en celo! ¡Tengo que ir! ¡Si tú no pudiste cuidarlo, me haré cargo personalmente!...— exclamó molesto el menor, dispuesto a salir a la tormenta, siendo detenido por un agarre de hierro del castaño mayor.
—¡Tú no vas a ninguna parte, Anthony Stark! Steve está en celo, pero eso no quiere decir que te quiera allí. Si pidió que se le dejara solo, pues así será. Steve no es simplemente un Omega, también es un soldado y sabe defenderse muy bien, además, que antes de que un alfa trate de hacerle algo, primero tiene que tolerar su olor— reprendió el mayor con seriedad y firmeza al menor, que lo miraba con molestia y estaba a punto de utilizar su superioridad alfa sobre el beta para saltarse su autoridad.
—¡Tú no eres nadie para prohibirme nada!— bramó enfurecido con su voz alfa, tratando de zafarse del agarre del mayor y determinado a salir del ahí e ir a buscar a su Omega en su momento de necesidad.
—¡Soy tu padre y tú estúpida voz ya no tiene ningún efecto en mí!— exclamó en voz alta, haciendo más firme su agarre y mirando fríamente al menor —Steve no quiere a nadie con él y ni tú, ni tu estúpido instinto lo van a forzar a algo que no quiere— respondió con firmeza y frialdad, causando que la agresividad y el instinto de Tony desaparecieran y solo la molestia y la humillación quedará en su expresión.
ESTÁS LEYENDO
El Alfa Perfecto Para Mi
FanfictionSteve Rogers, el Capitán América, en un Omega mejorado que no ha podido encontrar a su pareja ideal debido a las mejoras que le fueron realizadas a su cuerpo y a las consecuencias que trajo con ello. Cuando estrella la nave en el océano, está resign...