25 de Julio de 1984
Tony de despertó sintiendo una enorme necesidad de contacto físico y una gran dureza entre sus piernas.
Al abrir los ojos, se encontró con la vista de la estúpida almohada y no con la de la piel pálida y cremosa de Steve, lo que le hizo soltar un gruñido molesto.
Huyó, como era de esperarse.
Tony bufó contra la almohada y enterró su cabeza un poco más en ella, tratando de tener, aunque fuese, una pequeña estela del dulce y delicioso aroma de Steve, para calmar la intensa necesidad que sentía de tenelo a su lado, piel con piel, y si era honesto, había una necesidad y un calor que arañaba de lo más profundo de su ser por hacerlo suyo, por tener sexo con él, y que sólo había crecido cuando la noche anterior escucho a este llamarle "alfa" con su hermosa voz.
Lentamente bajo su pantalón de pijama y su ropa interior hasta la altura de sus muslos, antes de tomar su dura y goteante erección y darle un par de caricias con su mano, jadeando , por el estremecimiento que le había recorrido el cuerpo con esta simple acción.
Se estiró hasta la cómoda y saco de ella un tubo de lubricante, que había conseguido en la universidad de forma algo ilegal, y aplicó una generosa cantidad en su mano, antes de llevarla a dureza, estremeciéndose y gimiendo ante la sensación de frío en su dura y sensible zona.
Con la nariz enterrada en la almohada con el ligero aroma de Steve, con una mano acariciando su goteante y necesitada erección y con los ojos cerrados, empezó a deslizar su mano de arriba a abajo suavemente, mientras evocaba imágenes de Steve, en su cama y con él sobre su pecho. Empezó a imaginarse besando esos labios con pasión, deleitándose con su sabor, explorando su boca y haciéndose dueño del lugar, mientras sus manos recorrían aquel hermoso, cálido y fuerte cuerpo. Explorando cada lugar, y revelando poco a poco más de la blanca piel que sabía que había debajo. Se imaginó besando y recorriendo cada tramo de piel, desde su rostro, hasta sus zonas más íntimas y secretas; adorando a Steve como se merece y como solo el podría hacerlo.
Se imaginó a Steve completamente desnudo y dispuesto para él, ansioso y necesitado de que le hiciera suyo, que le tomara, no solo en cuerpo, también en alma.
A este punto, su mano tenía un ritmo frenético sobre su erección y sus sonidos de excitación y placer no eran nada discretos, pero, que más podía hacer con esa necesidad que no comprendía, pero que estaba allí, consumiendo lentamente cada tramo de su cuerpo.
Dió un hondo suspiró entrecortado y volvió al mundo de su imaginación, donde hacia a Steve completamente suyo, donde escuchaba sus ruidos necesitados de él y podía leer en su rostro la sinceridad de este deseo. Las imágenes que le brindaba su mente lo tenía al borde del orgasmo, pero, por alguna razón, no lograba alcanzarlo, a pesar de estar en el borde.
"Te amo, Tony" escucho en su mente con la misma voz con la que Steve le hablo la noche anterior y eso fue suficiente para que una luz explotara detrás de sus párpados, alcanzará su anhelado orgasmo y que su simiente cubriera parte de las blancas sábanas de su cama.
Completamente jadeante, en busca de recuperar algo de oxígeno y algo de cordura sobre sí mismo, abrió los ojos y observo con la mirada perdida algún punto en la pared, mientras analizaba su situación.
Había tenido el mejor orgasmo de su vida y sobre todo, había roto la barrera que le impedía fantasear con Steve como había querido hacerlo desde hace algún tiempo, era como si su inhibición hubiese volado lejos.
Sin embargo, el calor que había sentido al despertar seguía allí, haciéndole sudar intensamente y, a pesar de haber liberado una generosa cantidad de su semilla sobre el tendido, su erección, aunque menos firme, seguía erecta, como si no se hubiese corrido hace un poco, y la protuberancia que había en la base de su pene se encontraba hinchada y le hacía sentir una necesidad de estar dentro de algo que no había sentido las veces anteriores. Y por si todo lo anterior no era suficiente, también estaba la necesidad de más de Steve, de tenerlo a su lado, de sentir su olor, su verdadero olor y de hacer realidad todo lo que su libidinosa imaginación le había mostrado.
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El Alfa Perfecto Para Mi
FanfictionSteve Rogers, el Capitán América, en un Omega mejorado que no ha podido encontrar a su pareja ideal debido a las mejoras que le fueron realizadas a su cuerpo y a las consecuencias que trajo con ello. Cuando estrella la nave en el océano, está resign...