Los Van Hellsing

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A la mañana siguiente.

Narra Victoria.

Me despierto con el latido del corazón de Brody, me friego un ojo y me doy cuenta que estoy acostada en su pecho, siento mis mejillas arder y me cubro la cara. ¿Por qué esto me sucede a mí?

-Demonios, mi espalda. –dice Brody con voz ronca y mi corazón se acelera rápidamente. - ¿En qué me acosté? –alza la mano y es una piedra. Se voltea conmigo y quedamos de frente, me mira fijamente y mi corazón late tan rápido que estoy segura que se va a salir de mi pecho, sube su mano a mi mejilla y se siente tibia al tacto, coloco mi mano en su pecho y siento su corazón latir fuertemente igual.

-¿Te sientes mejor? –asiento.

-¿Y tú?

-Bueno, a pesar de haberme quedado dormido encima de una piedra, dormí más que bien. –sonrío y su corazón se acelera.

-Tú corazón vuelve a latir rápido.

-B-Bueno, eso es porque...-escuchamos que hay ruido fuera de la cueva, alguien quita las rocas y nos levantamos rápidamente.

-¿Quién crees que sean? –digo.

-Humanos. –dice sin dejar de mirar al frente atentamente, las logran quitar y son varios policías. Nos iluminan la cara.

-¿Quiénes son ustedes? –dice un oficial.

-Creo que esta es una cueva andante. –susurra.

-¿Una qué?

-Después te explico, sígueme la corriente. -agarra rápidamente su camisa y se la enrolla de nuevo en el brazo.

-Identifíquense, jóvenes. –dice el otro.

-Soy Brody Moonwalk y ella es Victoria Dagger, somos...–se aclara la garganta. –Somos pareja. –me sonrojo y oigo sus latidos. –Estábamos paseando y un lobo me atacó...

-¿Un lobo? ¿De qué tamaño? –dice el primer oficial inquisitivamente.

-Pequeño, creo que se había perdido de su manada.

-Son turistas, Terrence. –dice el otro oficial.

-¿Cuántos años tienen?

-19. –miento.

-20. –dice Brody.

-¿Y se refugiaron aquí? –asentimos.

-Escuchen, no es porque no le creamos, porque le creemos, pero necesito que nos acompañen a la jefatura. –dice Terrence.

-Ya nos íbamos. –digo. –Nuestro vuelo sale hoy.

-Y tenemos que arreglar nuestras cosas. –dice Brody. –Así que si nos dan un permiso...-entrelaza nuestras manos y mi corazón se acelera de nuevo. Caminamos y se colocan en medio.

-Es mejor que lo hagan por las buenas. –miro a Brody y suspira.

-Bien. –salimos y nos subimos a una patrulla.

-Genial, ahora vamos a una patrulla, no sé a dónde. –susurro. –Estamos jodidos.

-Cálmate, las cuevas andantes no suelen ir muy lejos. –dice tranquilamente.

-¿Podrías explicarme eso de cuevas andantes? –se ríe.

-Son cuevas que están ahí, parecen normales pero por las noches cambian su lugar, se desplazan sin dejar rastros a otros lugares.

-¿Cómo? –se encoge de hombros.

-Nadie lo sabe.

-Entonces ¿dónde estamos?

HíbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora