Híbrida

Conviviendo.

La noche había llegado y Strauss llega, me mira.

-Es fácil conseguir información ¿no lo crees, pequeña Dagger? –me dice.

-Sí, sobre todo si eres un psicópata. –se ríe.

-¿Acaso tú hora de dormir no pasó ya?

-Idiota. –se ríe y me voy de ahí.

-Hijo, deberías llevar a tú novia a dormir, está de mal humor.

-Idiota, idiota, idiota...-el cuerpo comienza a hormiguearme.

-Sí, lo es. –dice Gael y me detengo. –Pero ignóralo, eso hacemos Angelik y yo.

-Es por eso que son unos malcriados. –dice Strauss.

-¿Vamos a dormir? –asiento y caminamos. No podía quitarme la sensación de hormigueo de mi cuerpo, era extraño, pero sobre todo la comodidad que me producía estar cerca de él.

Al llegar a su habitación, cierra la puerta.

-Supongo que harás algo mientras duermo.

-¿Crees que no duermo? –niega cómicamente. –Gasté mucha energía, así que, sí, sí duermo. –entra al baño.

-¿O sea como un humano?

-Solo cuando gasto mucha energía.

-Sí, con respecto a eso...-me siento en la cama. –Yo...quería agradecerte por lo que hiciste.

-No deberías agradecerme. –dice saliendo del baño secándose el cabello.

-Pues ya lo hice. –se ríe.

-Eres mi jefa ¿no? –se deja caer en la cama con la toalla en la cara.

-Tú también eres un idiota. –se ríe de nuevo. El hormigueo se vuelve intenso. –Creo que debería ir a ducharme.

-Mi padre está vigilándote.

-Es un pervertido. –se ríe.

-Puedes tomar prestada una de mis camisas. –se quita la toalla de la cara y se sienta. Podía ver como sus músculos estaban tensos, se notaba que estaba conteniéndose de algo.

-¿Estás bien?

-Solo estoy agotado. –abre una gaveta, saca una camisa y me la da. –No te preocupes. –dice sonriendo.

-Si tú lo dices. –la agarro y entro al baño. Ducharme se sentía tan bien, me sentía en el cielo.

Salgo con la camisa de Gael puesta, me quedaba grande, pero estaba bien, era cómoda. No quería rodear la cama, así que me acerco a Gael.

-Ruédate.

-No quiero. –se acomoda.

-No quiero rodear la cama.

-Que mal. –se cubre la cara.

-Vamos, hazlo.

-Bien. –se corre hacia un lado y me acuesto.

-Gracias.

-A la orden, jefa.

-Idiota. –se ríe haciéndome reír. Me cubro con la sábana. –Es cómoda.

-Lo sé. –poco a poco el sueño me va venciendo hasta quedarme dormida.

-La pequeña Victoria Dagger. –me volteo y una mujer de ojos azules, cabello negro y tez blanca me mira sonriendo tiernamente. Era parecida a Angelik. –Mi nombre es Angely. –se acerca.