La caza parte 1.

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Narra narradora.

En la Mansión Dagger.

-No debimos haberlo hecho. –dice Caroline preocupada.

-Caroline, Chase viene en camino, estoy seguro que...-Chase entra y Joshua lo mira.

-¿La lograste convencer? –dice Caroline y Chase niega.

-Se quedará a vivir con el pulgoso.

-Tengo que hablar con ella.

-No te escuchará, lo intenté...

-Intentaré hablar con Brody, quizás pueda...

-Él no se despega de ella y si piensas llegar de improviso, recuerda que te puede oler a distancia. –Chase se sienta. –Si quieres culpar a alguien, culpa a Joshua.

-Hice lo que hice por cuidar a mi familia y lo volvería a hacer.

-¿Entonces cómo hago para que mi hija me escuche? –dice desesperada.

-No la escuchará y lo sabes. –dice Joswell entrando. –Quizás me oiga a mí.

-¿A ti? Por favor, si no oye a su madre, menos a ti. –dice Joshua.

-Déjame intentarlo ¿qué tienen que perder? –Caroline se acerca a él.

-¿Lo harías? –él asiente. –Está bien...

-Caroline...-dice Joshua.

-Has que mi hija me escuche. –Joswell sonríe.

-Eso haré. –se va.

-¿Estás loca?

-Si Victoria no te oye a ti, ni a mí, ni a nadie, él puede hacerlo.

-Sabes que Joswell tiene dobles intensiones.

-Sólo quiero que mi bebé vuelva. –dice con la voz entrecortada.

En la Mansión Van Hellsing.

-Padre...-dice Vanessa entrando al despacho de su padre, él baja el periódico para mirarla. –Estoy enterada que estás buscando a Victoria y a Brody y que el amigo de Victoria te está ayudando.

-Estás en lo correcto, pero ¿cómo lo sabes?

-No soy tonta padre, lo vi, lo entrenaste y le diste las armas.

-¿Has hablado con él? –ella niega. –Eso quiere decir...

-Como sea que lo haya sabido, lo sé y vine porque quiero ayudarte.

-Mi hija retomando de nuevo su hábito. –sonríe. –No sabes cómo me alegras. –se levanta. –Sígueme. –salen.

-Te asesinaré Victoria y Chase será mío nada más. –dice Vanessa para sí misma.

Narra Victoria.

Miro la bolsa de sangre entre mis manos y luego miro a Brody.

-Dijiste que me lastimabas, según tú, claro. –me interrumpe. -Y que te sentías culpable cuando tomabas de mi sangre, así que... digamos que se me ocurrió la idea de embolsar la sangre. –sonrío.

-Es una buena idea. –sonríe. –Aunque...-niega.

-Si dices que me lastimas...-me río. - ¿Qué? –dice cómico.

-No sabías que los licántropos leyeran las mentes. –se ríe.

-Puedo hacer muchas cosas, mi amor.

-Lo sé. –sonríe y me besa. Nos separamos al sentir que alguien viene.

-Ese olor...-dice y nos levantamos. Tocan a la puerta y abro, es Joswell. - ¿Qué viene a hacer aquí? –me mira.

HíbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora