Híbrida

Charla.

Narra Victoria.

-Eres hábil. –dice mi padre acercándose a mí, lo miro y se sienta en la cama.

-¿Qué? –sonríe de lado.

-Solo los primeros vampiros de sangre pura obtienen poderes superiores al de otros vampiros. –me siento a un lado de él. –Tú por ser mi hija los heredaste.

-O sea que hablar contigo y poder... ¿controlar a las personas? –asiente. - ¿Lo podías hacer también?

-No me gustaba usarlo, pero sí.

-¿Por el dolor?

-Por eso y porque cada persona debería hacer lo que quiere con su vida. –dice tranquilamente.

-Lo usé para salvarnos. –él sonríe.

-Lo sé, pero debes tener cuidado. –asiento. –Concéntrate en alguien especial y la vista se aclarará. –lo miro confundida.

-¿Qué? –se ríe.

-Hazme caso...

Abro los ojos y estoy en la habitación de Chantal, miro la puerta y se abre. Chantal entra y sonrío con lágrimas en los ojos.

-Te extrañé. –me siento y se acerca.

-Vic... -coloca su mano en mi mejilla y una lágrima cae por mi mejilla. –Victoria...-parpadeo y es Chase, lo miro y retrocedo.

-¿Dónde...? ¿Dónde está Chantal? –él suspira.

-Estás alucinando, es por el hambre. –niego.

-Yo...yo la vi, ella entró y...

-Llevas 3 días sin comer.

-¿Qué? ¿He estado durmiendo por 3 días? –asiente.

-Tú...

-¿Dónde está Brody?

-Tú pulgoso novio está hablando con Joshua. –me levanto y todo da vueltas. –Te dije que llevas 3 días sin comer, no puedes levantarte tú sola...-me sujeta quedando cerca de mi cara. Coloca su mano en mi mejilla y se acerca. –Tienes que...

-Intentaste separarnos, Joshua. –escucho a Brody y me separo.

-Tengo novio y...-me suelto cayendo al suelo. –Suéltame...-digo antes de que me toque. Me mira dolido. –Yo misma iré...-la puerta se abre de nuevo y es Brody, sonrío, él se acerca y Chase sale.

-¿Estás bien? –asiento y me ayuda a levantarme, lo abrazo y me rodea con sus brazos.

-¿Cómo estás tú? –me mira sonriendo.

-Mejor que tú. –nos reímos.

-Te amo. –sonríe.

-Yo te amo a ti. –me besa. Nos separamos y sonrío. –Te traje algo. –se separa de mí y me siento en la cama, agarra algo y me lo da, es una bolsa de sangre. Lo miro.

-Que romántico. –se ríe y me besa.

-Te doy comida fresca. –niego riendo y me abraza.

-Definitivamente te amo.

-¿O sea que antes no? –me río.

-Claro que sí.

-Lo sé. –abro por donde está lo que pareciese un pitillo y me lo meto a la boca, comienzo a succionar y el sabor de la sangre me devuelve como a la vida. –Tengo que volver con la manada. –dice acariciándome la espalda.