Tiempo como amigos.

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Horas después.

11:00pm.

Después de haber dejado una nota en el escritorio, salto de la ventana y caigo al suelo. Eso fue fácil. Digo sonriendo. Ahora a ir a la cabaña. Corro rápido y llego en 10 minutos. ¿¡Qué!? ¡Eso fue genial! Pienso entusiasmada y me río. Por la ventana se ve que alguien encendió el fuego de la chimenea, sonrío y me acerco para tocar dos veces.

-Está abierto. –lo oigo decir. Abro, entro a la casa y la calidez que produce la chimenea me reconforta. –Pensé que vendrías más tarde. –lo veo sentado en un sofá, sonrío y me acerco. Me siento.

-No quería estar allá. –me acaricia el cabello. –Está Chase y su estupidez con que no podemos ser amigos, según cuatro estúpidos y esas cosas. –suelto un bufido.

-Tengo entendido que está prohibido, pero las reglas se hicieron para romperse ¿no? –dice sonriendo de lado y asiento.

-Joshua me preguntó sobre lo que sucedió en la casa Van Hellsing.

-¿Y qué le dijiste?

-Le dije lo que había sucedido y que posiblemente Julian me había dado sangre.

-Los mantendrá distraídos por un rato. –asiento. - ¿La sanguijuela dijo algo?

-No. –me acuesto en su regazo. –Si yo no hablo, él no habla.

-Al menos se mantendrá callado, aunque si habla o no, realmente no me importa, lo único importante es que estés a mi lado. –sonrío.

-Lo estaré, como...

-Como amigos, lo sé, deja de decirlo. –me río.

-Al menos me quedaré contigo esta noche. –sonríe.

-¿Qué le dirás mañana a Joshua cuando vea que no estás?

-Le dejé una nota diciéndole que fui a donde Chantal. –se ríe. –Es más fácil que explicar el por qué vine a ver a mi amigo licántropo. –nos reímos. - ¿Qué hay con tú manada? –se encoge de hombros.

-Cristina había comenzado una búsqueda para encontrarme, algo que me sorprendió, porque sin duda ella es la primera que espera que muera para tomar el control de la manada.

-Sí, ella no me agrada.

-Es parte de la manada, la cuida cuando no estoy.

-¿Cómo ahora?

-Exacto, por suerte todos estaban bien, incluyendo a los cachorros.

-¿Hay niños en tú manada?

-No sólo a los niños le decimos cachorros, eso incluye a los nuevos, pero hay varios niños, están siendo entrenados. –sonrío.

-¿Cómo tú? –sonríe. –Continúa.

-Bien, Cristina armó un problema porque dijo que apestaba a vampiros, le dije que apestaba a vampiros porque había estado con uno. –lo golpeo y se ríe. –Cálmate, para apaciguar la furia que se estaba creando, les dije que tuve que asesinar a uno de los novatos de Joshua, tuve que darles explicación de tú paradero y les dije que estaba muy débil como para pelear contra la sanguijuela, ya que él te llevó y eras intocable si estaba debido a él, luego vine y estoy aquí contigo. –me río. Se escucha un lobo aullar e instintivamente miro hacia la ventana.

-¿De tú manada?

-No, es uno normal, cálmate. –dice cómico.

-¿Cómo los reconoces?

-Es como un sexto sentido que se adquiere.

-¿Te digo algo? –asiente. -Hasta hace poco no me imaginé que llegaría a estar así con alguien.

HíbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora