Capítulo 17

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Parece que el día está en su contra. Tuvo que soportar las estúpidas preguntas de sus amigos, el taxi casi moja su ropa de trabajo por un charco, su jefe le regaño por su tardanza y Steve no ayudaba en nada con su sinceridad.

Y para culminar su mal día, las llamadas de Bruce a su móvil fueron constantes.

Su celular no dejaba de vibrar en cada momento, incluso tuvo que apagarlo para que el rizado la deje en paz. Después de lo que pasó en la oficina de este, ya no quiere saber nada él, menos con la idea de que destruyó una familia rondando por su cabeza.

—¡¿Qué te hice para que me mandes un día de mierda?! —grita mirando el techo.

—Nat, deja de gritarle al techo —farfullo el rubio.

—Cállate, por tu culpa, el idiota de Clint y el tonto de Thor no dejaron de preguntarme cosas estúpidas en el desayuno —refutó frunciendo el ceño mirando de manera enojada al rubio.

—¿Qué te preguntaron?.

—“Nat ¿estás bien?” “¿Quién fue el idiota?” “¿Estás con el mes?” —dijo en forma ronca tratando de imitar la voz de sus amigos.

—No entiendo el por que de la molestia, son preguntas que cualquier amigo que se preocuparía —habló confundido ante el enojo de su amiga.

—Esas son las preguntas normales de ambos idiotas, ahora escucha las siguientes —aclaró su garganta antes de hablar —. “¿No lo maltrataste en la cama cómo querías?” “¿Necesitas apoyo sexual?” “¿Te faltaron condones?” “¿La tiene pequeña?”.

Un sonrojo se presentó en el rostro de Steve, y es que, hablar de sexo a la ligera no era lo suyo,  y sus amigos no son nada discretos al hablar del sexo y menos cuando fue su primera vez. Ese día fue el momento más vergonzoso de su vida, antes de perder su virginidad con Peggy, una ex suya, sus amigos le explicaron todo sobre el sexo y no miente cuando dice TODO.

Parece que al pasar de los años no pierden la costumbre de hablar cosas sexuales frente a él, inclusive delante de otras personas, pero eso ya es otro tema.

—¿Y por qué es mi culpa?.

—Porque cierta persona a estado de chismosa últimamente en mi vida privada —habló rodando los ojos.

—No es cierto... — Natasha lo miró mal —. Bueno, algo.

—Eso creí, pero sólo te digo que si sigues metiendo ese trasero en donde no te interesa, te aseguro que ya no serás el trasero de América — amenazó.

—C-como digas —aceptó, sabe perfectamente que Natasha cuando hace una amenaza, la cumple. Así que mejor estar aliado al enemigo antes de quedarse sin trasero.

La pelirroja sonrió y prosiguió en su labor en el área de trabajo.

Mientras la joven hace unos contextos sobre la última entrevista que hizo, Steve modificaba las últimas fotografías de su última sesión.

El ambiente se tornó tranquilo, con personas moviéndose en un lugar a otro, como día laboral normal para cualquiera, pero para estos jóvenes nada es normal.

El teléfono fijo del lugar sonó, llamando la atención de algunos curiosos. El rubio soltó un chasquido al ser interrumpido, entonces cogió la línea.

—Steve Rogers —contestó —. ¿Cómo? —habló mirando a la pelirroja quién captó la mirada de su amigo —. No se preocupe, en un momento lo atenderá —finalizó.

—¿Qué pasó? —preguntó la pelirroja al ver el semblante enojado del rubio.

—Un hombre te está buscando abajo, dice que es de suma importancia.

Una difícil decisión © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora