Capítulo 7

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El castaño se quedó mudo ante la mirada destrozada del joven rizado. Apenas puede oír la lejana voz de Bucky en la línea, pero eso no importa ahora.

Sus ojos le pican, su corazón amenaza con salir de su pecho, la respiración le está fallando. Ante el su mundo se está cayendo en pedazos de dolor, amenazando con cortarlo si lo vuelve a construir.

¿Por qué la vida no estaba de su lado?.

Todo, absolutamente todo, fue una farsa, se siente sucio, al entregarse en cuerpo y alma con el ser más despreciable en estos momentos.

¿Tan poco vale para que no le digan la verdad en la cara?.

En estos momentos parece fuerte, aunque en su interior, hay una pared de orgullo que está apunto de romperse.

Banner solo mira unos segundos al castaño, luego, avanza hasta sus cajones y empieza a cambiarse sin decir nada, el nudo en su garganta se lo impide.

—Bruce... —pronuncia despacio el castaño, acercándose a él.

—A-aléjate —logra decir mientras se acomoda la camisa blanca.

—Bruce, escúchame...

—¡Aléjate si no quieres salir herido!.

Stark lo mira callado, Bruce siempre fue una persona pasiva, tolerante y tímido. Pero jamás lo había visto tan roto y enojado como lo está ahora.

En sus oscuros ojos, se puede apreciar la tristeza.
En sus acciones, se puede apreciar la ira.
En su alma, se puede apreciar el dolor.

—¡Bruce! —lo llama, colocándose una túnica, puede que estén en un gran problema, pero eso no significa que salga desnudo, y menos dejará de ser Stark.

El joven de rizos no responde, sólo sale de su habitación ignorando todo lo que está a su alrededor.

El mayor lo jala del brazo, en un intento de detenerlo.

—Por una puta vez aléjate de mi por mi propia voluntad y no por tu parte —farfullo tirando bruscamente del agarre del moreno.

—Es un mal entendido, yo...

Escuchó la risa del menor.

—¿Mal entendido dices? Vaya, eres peor que una basura Stark —sonrió —. Sabes algo, no se como en mi puta mente, pudo entrar la idea de que tu me querías.

El castaño quiso acercarse a él, pero el rizado lo amenazó.

—Puede que esté enamorado de ti, pero eso no quita que te de un golpe —espetó con una sonrisa amarga, no sabe de donde saca valor.

—Brucie, yo, yo te quiero...

—¡Basta de mentiras joder! —gritó acercándose amenazante —. ¡Por una puta vez en tu vida deja de mentirme y jugar conmigo! ¡Por qué eso fui para ti, un puto juego!.

—¡Cállate y escucha! —también se alteró sin quitar la mirada del menor.

—¿Qué quieres que escuche? ¿De cómo me engañabas, de cómo caí en tus mentiras, de cómo me ilusionaste?.

—Bruce... Eres importante para mi, pero, yo... Creo que confundiste las cosas.

Y esa fue la gota que derramó el vaso.

—¿Qué yo confundí las cosas? ¡¿Qué yo confundí las cosas?! —pasó desesperado sus manos por sus rizos dando vueltas en la sala de estar.

—¡¿Dime que cojones son dos personas que se besan?! —cogió un florero que estaba cerca y lo tiró al suelo.

—¡¿Dime que mierda son dos personas que duermen juntas?! —golpeó repetitivamente la pared.

Una difícil decisión © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora