—Oh mierda —suelta en susurro al conectar miradas con el rizado.
—¿La interrumpo? —habla con gracia en su tono.
—No... Eh... Para nada —musita tropezando con sus propias palabras.
No sabía que pasaba por su mente en ese momento que, sin darse cuenta, había dejado de apreciar el rostro del joven para pasar apreciar su cuerpo. Que por cierto, nos quedamos sin palabras al describir una obra hecha por los mismos dioses.
El esmoquin que portaba lo hacia ver, atractivo, ¿que atractivo? Sexy es el mínimo adjetivo que Bruce merece, porque si ubiera más palabras para descubrirlo, nos quedamos chicos.
La pelirroja sintió una ligera ola de calor al tener tal monumento frente a ella, que se mordió el labio ligeramente sin despegar la vista del guapo, hermoso y sexy joven empresario.
Bruce soltó una pequeña sonrisa al ver el inconsciente acto echo por la pelirroja.
—¿Me veo mal? —musitó en un tono suave pero inseguro. Bajó levemente la mirada observando sus zapatos impecables, enterrando sus manos en sus bolsillos del pantalón para olcutar su nerviosismo.
—Esa no es la palabra que lo definiera en este momento —la voz de la pelirroja se torna grave conforme sigue devorando con la mirada al rizado.
—Uh-hu—musita nervioso al notar el atrevimiento de la joven. El agradable color carmesí se hace presente en sus mejillas.
Puede que sea ajeno a las mentiras, pero sabe perfectamente que el coqueteo se ha hecho presente en el ambiente.—Eh... Entonces ¿cuál es la palabra que usaría para definirme? —se atreve a preguntar removiendose nervioso en su mismo eje, esperando una respuesta sencilla por parte de la pelirroja.
—¿En serio quiere saber? Porque cualquier palabra le quedaría muy corto en este momento—el atrevimiento se hace presente en sus ojos y en la sonrisa ladina pintada en sus labios.
Sin darse cuenta, Natasha ya estaba activando su lado coqueto y atrevido.
Antes de que el rizado responda, un carraspeo hace que ambos giren su mirada y la centren en el castaño parado en la puerta con un traje demasiado fino y caro para sus gustos.
—¿Interrumpo? —pronuncia con voz grusa analizando las miradas de ambos.
—No, de echo ya íbamos a empezar, solo falta el fotógrafo —suelta tranquila la pelirroja para darles la espalda evitando las miradas tanto del castaño como el del chico de rizos.
El joven castaño le lanza una mala mirada al joven de rizos antes de lanzar un bufido y poner los ojos en blanco.
Bruce, por su parte, lo mira confundido ante su acción.
—Nat, ya te traje tu café con doble de azúcar, se me romperías el culo si no lo hago como te gusta —comenta el joven rubio alegre antes de notar la presencia de ambos empresarios.
—¿Así es cómo habla un fotógrafo profesional? —masculla Tony con indiferencia en su voz.
—Disculpe, no volverá a pasar —farfulla el rubio mirándolo de mala manera.
—Steve, el es él Sr. Stark y él Sr. Banner, a ellos le haremos la sesión que necesitamos para la revista que lanzará nuestra empresa —exclama la pelirroja al sentir una extraña tensión en el ambiente.
El rubio sólo dio un leve asentamiento de cabeza, se acercó a Natasha y le entregó su café mientras que el suyo lo dejaba en uno de los estantes.
—Muy bien, les pido que ambos estrechen sus manos y miren firmemente a la cámara —la voz del rubio no puede ser más firme.
Ambos obedecieron, colocándose en el espacio que se encontraba rodeado de luces y cables.
Steve se acercó con su cámara colgaba en el cuello, para acomodar mejor su posición.
Algo que al castaño no le agradó.
—Sr. Stark, le pido de la manera más amable posible que se mantenga en la posición que lo estoy colocando, si no quiere que su perfecta imagen salga mal —suelta con enojo.
—Disculpa, ¿quién eres tú para darme órdenes?. Si yo quiero me posicionar como se me da la puta gana, es mi problema, a las finales, mi imagen no le importa a usted —se queja el chico de ojos claros.
Bruce lo miraba con confusión junto a Natasha. Ambos no entendían la situación o la incomodidad de ambos chicos.
—A mi no me interesa su imagen o como se vea ante el mundo, pero para la empresa que trabaja mi amiga si, así que si no le importa, tengo trabajo que hacer —se defiende.
—Ok , mejor tomemos un descanso ¿les parece? —propone la pelirroja.
—Si, necesito hablar algunas cosas con el Sr. Stark —la apoya Banner mirando con el ceño fruncido a su acompañante.
~×~
—¡Por un carajo Steve! ¿Qué rayos te pasa? —le grita la pelirroja enojada, si el rubio seguía con esa actitud, terminaría costandole su trabajo.
—Nada.
—No se que cojones te pasa por esa cabeza, pero por una puta vez ponte a pensar que le costará el trabajo a tu mejor amiga —masculla acercándose para encarar al rubio.
Si aura de furia se desvaneció al ver los ojos tristes de este, no sabe con exactitud que le pasa, pero no debe de ser nada bueno.
—Lo siento —musita apenado.
La pelirroja no dijo nada, y solo se dispuso abrazar a su amigo.
~×~
—Deberíamos cancelar la entrevista —suelta el castaño malhumorado.
—¿Qué? Tony, la joven se está esforzando para que todo salga bien y tu vienes con tu mal humor a cagarla —protestó Banner.
—¿Ahora te interesa lo que haga esa muchacha? —farfulla.
—¿Qué te pasa? Por el hecho que quiero que todo salga bien no significa que me interese alguien.
—¿Crees que no noto como te mira? Apenas lleva un puto día de trabajo con nosotros y ya te quiere devorar con la mirada.
Entonces entendió la situación, esos eran celos.
El rizado sonrió ante la escena, la encontró tierna, y su corazón le decía que el castaño tenía miedo de perderlo.
Si que su corazón estaba equivocado.
Se acercó al castaño, tomando su mano. Y en un intento de entrelazar sus dedos, Tony quita bruscamente sus manos y se aleja.
Antes de que Bruce pudiera protestar, sintió la presencia de ambos jóvenes que se acercaban, entendió la situación y se quedó callado.
—Muy bien, ahora quiero que pongan su frente al otro con el semblante serio —ordenó el rubio.
Steve se puso de cuclillas buscando un buen ángulo para capturar la imagen, tomó unas fotos, sólo un chasquido con su lengua al no quedar conforme con el resultado.
—Nat, por favor, ¿podrías acomodar la corbata del Sr. Banner?.
La pelirroja no tardó en acercarse con una sonrisa al rizado, parándose frente al joven, posando sus dedos en la corbata ajustando lentamente el agarre de esta.
Sin quitar su mirada de los ojos oscuros de Bruce, quién por cierto, tampoco tenía intenciones de desconectar sus miradas.
Terminó de ajustar, y antes de alejarse completamente, le guiño un ojo acompañado de una coqueta sonrisa.
Sin saber que ese sería el movimiento erróneo del juego.
~×~
No ubiera echo este capítulo sin la ayuda de scarletsmash.
En serio gracias :'3.
Att: Ariana. R y Marijo_LR.
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Una difícil decisión ©
De TodoUno lo ama y el otro lo desea por la tentación En colaboración con Marijo_LR