Capítulo 4

307 46 25
                                    

Le da una suave mordida a su taco sin quitar la mirada del castaño. Quién se veía algo inquieto jugando con cubiertos.

—¿Pasa algo? —pregunta depositando su comida a un lado, para prestarle atención a su acompañante.

—No, nada —niega.

—¿No te gusta el restaurante? ¿Quieres que vayamos a otro? —propone.

—No, esta bien, solo que.

Se queda mudo unos segundos antes de disparar la siguiente pregunta.

—Tony, se que lo te voy a preguntar suena estúpido, pero tengo curiosidad.

—Solo pregunta.

—¿Por qué no hay una foto mía colgada en las paredes o en la mesita de noche? —activando al Bruce dramático.

—Eh...

El móvil vibrando de su bolsillo hace que la situación se desvíe. Stark pide disculpas y se levanta de la mesa para dirigirse a un lugar alejado sin la necesidad que el rizado escuche.

—¿Qué quieres? —farffullo.

—¿Pensé que aviamos quedado para cierta hora? —masculla la otra persona.

—Dame cinco minutos y ya me tendrás en tu cama.

Corta la llamada, guarda su móvil y prosigue a dirigirse a la mesa.

—¿Quién era? —preguntó el rizado al ver cómo tomaba sus pertenencias.

—Un ejecutivo de la empresa, necesita hablar conmigo.

—¿A esta hora?.

—Si, a esta hora.

El rizado miró extrañado al castaño, pero decidió callar y no generar una discusión.

~×~

—Vaya mierda —masculla la pelirroja desde su computador.

—Lenguaje —se pronunció el rubio desde el sofá revisando su móvil.

—Oh cállate —farfulla.

—¿Qué pasa Nat? ¿Te falta terminar?.

—¿No como crees? Solo que aún no puedo pasar el nivel de Free Fire —suelta sarcástica volviendo a su trabajo. Le falta aún traspasar la entrevista y enviar por correo a sus jefes.

El rubio suelta una pequeña risa, antes de volver a su labor, chismosear en las redes sociales.

Después de unos minutos de silencio, la pelirroja giró sobre su silla y le preguntó al rubio.

—Oye, necesito un fotógrafo para mis sesiones de fotos, ¿crees que me podrás apoyar? —hizo un puchero observándolo.

—No lo sé... ¿Qué me ofreces a cambio? —dijo con voz pícara pero burlona.

—Una patada en el culo y una salida con Bucky —rio al ver el leve color carmesí en las mejillas del rubio.

—Tu ganas —sonrió ladino.

—¡Perfecto! Mañana irás conmigo a la empresa.

~×~

—Joder... Anthony —jadea el chico de largos caballos marrones, que están pegados en su frente debido al sudor que recorre su cuerpo.

El castaño empuja fuertemente dentro del joven que está debajo de él, sin dejar de soltar uno que otro gruñido de placer provocado por el placer recorriendo sus venas. Si que Bucky lo sabe complacer.

Una difícil decisión © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora