Capítulo 27

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Mirando la noche desde su cama, centrado en el mar de estrellas que están pintadas en el cielo.

Suelta un suspiro, frustrado.

Ya van cuatro días sin saber de la joven pelirroja, no puede evitar preocuparse.

Coge su móvil de su mesita de noche, busca entre sus contactos y la llama.

—Su llamada será transferida al buzón de voz.

Chasquea la lengua, sin obtener resultado.

Siente su corazón encogerse ante la idea de que algo malo le está pasando a la joven y él no está ahí a su lado, apoyándola.

Pasa sus manos por sus rizos, desordenando estos, para luego, cubrirse el rostro, cansado. Escucha el vago paso de alguien acercase, pero él no levanta la mirada, se queda ahí, sumergido en sus pensamientos.

—¿Sin noticias aún? —la voz del castaño se escucha a su lado.

El no responde, sigue ahí, con la mirada agachada y con la preocupación adueñandose de su cuerpo.

—Bruce —lo llama suavemente —. Bruce mírame.

Baja lentamente las manos del rizado y acuna la cara de este, obligándolo al contacto visual.

—¿Todo en orden? —pregunta acariciando las mejillas del menor.

—No lo sé Tony, yo... —suelta un suspiro que parecía que lo tenía contenido —. No se lo que pasa.

—¿Planeas decirle?.

El rizado asiente levemente, pero no tiene intenciones de hablar.

—Brucie, todo va a salir bien, ¿si? —lo mira con ternura, al ver la vulnerabilidad del rizado.

—¿Y que si no sale bien? —pregunta temeroso.

El rizado no obtiene respuesta, observa como el castaño se le queda mirando serio unos segundos, de sus ojos cafés brotan tristeza al imaginar el estado de ánimo del joven de rizos si sale todo negativo, Bruce volvería con sus ataques, y tendría que pasar por esa recuperación que pasaron hace un par de meses.

Tony solo se encoge de hombros antes de darle un beso en la frente y retirarse de la habitación a pasos lentos.

El rizado lo mira confundido, no le toma importancia y se enrolla entre las sábanas de la cama, aferrándose a la almohada donde dormía Natasha las veces que se quedaba a dormir con él.

Respirando el dulce aroma impregnado en la almohada, finalmente el sueño gana la batalla, imaginando que todo estará bien.

Pero su pesadilla esta por cumplirse.

~×~

—Te quiero de la misma forma que amo a mi hijo —dijo el rizado sobre sus labios apretando su agarre.

—Solo bésame y no me sueltes —lo besó con más intensidad.

—Jamás.”

No puede evitar reprimir un sollozo ante el recuerdo del rizado.

¿Por qué la vida le tuvo que jugar de esta forma?.

Puede decir que lo odia, pero estaría mintiendo.

¿Cómo puedes seguir amando a alguien que te hizo mierda?.

No lo sabe, pero, el sentimiento no cambia de la noche a la mañana.

Y aunque no lo crea, Bruce de alguna forma, es parte de su vida, y se odia por eso, por ser dependiente de alguien quién se dedicó a dañarla y engañarla.

Una difícil decisión © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora