Capítulo 19

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Sus ojos cafés perdieron ese brillo que lo característica, su hermosa piel perdió tono, sus labios estan secos. Bruce puede sentirse algo culpable, pero de todas formas, eso no quita que siga con el rencor en sus sentimientos hacia él joven empresario.

—No puedo, estoy ocupado —intenta cerrar la puerta, pero el castaño se lo impide.

Algo le dice que hablen, que queden como personas civilizadas que son.

¿Pero cómo mierdas puedes quedar bien con alguien que te hizo mierda?.

—Bruce, por favor, y-yo...

—Tony, si vienes con tus discursos tontos, daselos a los de la empresa o a Peter, no a mi —se empieza a impacientar por la insistencia del castaño.

—No, yo, solo quiero aclarar algunas cosas —en un movimiento, mueve al rizado de la puerta y entra libremente al departamento.

En esos momentos, la pelirroja quién había sentido la presencia del castaño, decidió que sería mejor dejarlos en su privacidad, pero, desde la habitación de Bruce se podía escuchar cada palabra de aquella conversación, no pudo evitar sentir curiosidad y confusión jugando con sus pensamientos. Pero algo le dice que algo anda mal, muy mal.

—Creo que todo quedó muy claro ese día —suelta seco, si quitar su mala mirada hacia su no invitado.

—No, solo déjame explicarte como fueron las cosas.

La risa sarcástica del rizado se hace presente en la sala, provocando eco en los espacios vacíos del departamento y de su corazón.

Tony, te amamos, pero no puedes reparar algo que ya está roto, algo que tú mismo te encargaste a destruir.

—Wow Anthony, no creí que llegarías al tal grado —ríe un poco más fuerte al ver el rostro del castaño —, oh dios, esto vale oro, tan solo mira tu cara, rogando con los ojos que te escuche, que lindo —su sonrisa se dibuja en su rostro.

Si el castaño lo humilló cuando se enamoró de él.

¿Por qué no puede jugar con la misma carta?.

Recordemos que Tony empezó el juego, así que Bruce debe terminarlo, y joder, sus movimientos ya están listos, sin importar las consecuencias, desea ganar, por una vez en su vida, desea ganar un juego que él no empezó.

—Bruce... Estas tomando el papel de un idiota, solo quiero que guardes silencio y me escuches —rogó, acercándose al rizado mientras hacían contacto visual, algo que removió el estómago del chico de rizos, y aunque lo niegue, también extrañaba esos lindos ojos cafés y esas sensaciones en su interior.

—¿Sabes? Cuándo teníamos una... Amistad bien cercana, tuviste todo el tiempo para darme una puta señal de que era un juego, pero, como eres el gran Stark, no te importó nada —se acerca más a él, a pesar de ser un poco más bajo, eso no quita que siga mirándolo a los ojos —. ¿Adivina qué? A mi tampoco me interesa, ahora, vete que tengo cosas que hacer.

Siente un peso en su alma y un hueco en su corazón.

¿Así se sentía Bruce cuando lo rechazaba?.

No querido Stark, no.

Bruce se sentía mil veces que tú ahora, simplemente, el rizado no merecía una persona cómo tú en su vida, pero lamentablemente, eres la persona quién se enamoró, y seguirá sintiendo algo hasta el resto de su vida.

Simplemente, es ajeno a las noches en las que el rizado se desveló pensando en él.

Ajeno a las lágrimas de sus hermosos ojos chocolates provocados por su idiotez que lo dominaba.

Una difícil decisión © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora