Capítulo 29

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La mira a los ojos. Sus lindos ojos verdes están sin el brillo de antes, y se siente culpable, pero ya no puede hacer nada, solo soltarla y dejar que sea feliz con otra persona.

¿Eso es amor, no?.

Dejar libre a alguien que amas para que sea feliz, sacrificar tu felicidad por la persona que quieres.

De eso se trata, y Bruce lo comprende perfectamente.

—Podemos, por favor, hablar como personas civilizadas —habló Tony, quién hizo una pausa, antes de continuar —. Por favor.

Tanto la joven como el rizado movieron ligeramente sus cabezas en signo de aprobación, pero ninguno se dignaba a observar al otro.

—Muy bien, ahora que estamos todos de acuerdo, hay que hablar con tranquilidad —se aclaró la garganta y prosiguió —. ¡¿Pero que mierda les pasa?! ¡¿Cómo se les ocurre armar un escándalo en MI empresa?! ¡¿Saben que dirán la prensa?! ¿Al menos no se pueden esperar hasta el departamento del Brucie o el tuyo? ¡Tenían que crear un espectáculo para los trabajadores, que seguramente no cerrarán la boca!.

Después de llamarles la atención, el castaño prosiguió a sentarse en el pequeño sofá que estaba en la oficina, debilitó el agarre de su corbata en busca de no agobiarse.

¿Tony no podía ser más dramático?.

El problema no era que todo el mundo se enterara de la rara situación que se está afrontando, pero sin embargo, hay cosas en las que tienen que ser discretos, pero para Natasha Romanoff, ya nada está guardado.

—No te metas, Stark. Sobre todo si es tú culpa —farfullo la pelirroja mirándolo amenazadoramente.

—¿Mi culpa? ¿Ahora es mi culpa que no te cumpla en la cama? ¡Esto es el colmo! —exclamó indignado poniendo una mano en el pecho para terminar la escena dramática, gracias Tony, ayudas mucho aquí.

—¡No te hagas el idiota, Stark! —se acercó peligrosamente a él, pero el joven rizado la apartó, no quería más problemas de los que había —. ¡No me toques! Me das asco —su voz sonaba fría y sin una pizca de emoción.

—¡A él no le hablas así! —Tony se levantó del sofá y quedó a casi la misma altura de la pelirroja, ambos observándose con enojo y rencor.

—¡No te metas!.

—Tony, por favor, es el problema entre ella y yo —trató de separarlos al ver que se acercaban más de lo que debían, y eso solo era signo de riesgo.

—¡No! Perfecto que estén los dos aquí, así aclaramos mejor las cosas —sonrió falsamente y quitó el sobre de las manos del rizado para luego dárselas al multimillonario.

El castaño observó incrédulo la imagen, ¿en que momento le tomaron la puta foto?. Sea lo que sea, se lo envío a la pelirroja y ahora todo es un lío.

Aunque ya habló con él rizado, el problema mayor está delante suyo, esperando una explicación a algo, ¿pero explicación de qué?. Ella y Bruce no son nada, o es lo que sabe, pero de igual manera, se merece por lo menos su testimonio.

—Debo admitir que salgo bien —fue lo primero que soltó.

—¡Tony! —lo regaño el rizado.

—¿Qué? Salgo bien, mi cabello se ve radiante y mi rostro está precioso, oh joder, el traje que llevé me cae bien, resalta mis nalgas —habló a la ligera, provocando una fuerte tensión en el ambiente.

—Tony no ayudas —dijo entre dientes el joven rizado.

—Oh si, lo siento —dejó las fotografías y miró a la pelirroja —. Oye, no se como diablos tienes estas fotos, pero no voy a negarte que son reales.

Una difícil decisión © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora