La primera obsesión, la primera decepción

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Era domingo y Simona había preparado un maravilloso queque de plátano para esperar a Damian en su regreso de casa. Además, se había puesto linda: había trenzado su cabello azul, encrespado sus pestañas, delineado sus ojos, pintado sus labios y puesto iluminador en el lagrimal del ojo. Se veía hermosa. Usó una de sus blusas favoritas, la roja con gatitos japoneses; unas calzas negras y zapatillas rojas. Por último, se puso dos argollas en las orejas y un anillo en el dedo corazón.

Salió y sintió las miradas de las personas, algunas eran por su cabello azul y otras eran por su impecable estilo. Se veía bonita.

Cuando llegó a la estación de buses, notó que en media hora más llegaría su amado. Estaba ansiosa, feliz, emocionada; solo quería que probara su queque de plátano, que por cierto era vegano.

Se acercaba la hora de que llegara Damian y pronto, aparece un compañero de trabajo universitario, Joaquin. Ambos trabajaban en los laboratorios de idiomas de la universidad y se habían hecho muy buenos amigos. En la espera habían comenzado a charlar: reían mucho. En eso el bus de Damian llega, cuatro andenes más allá de donde estaba Simona y Joaquin. Ella se levanta y Joaquin le dice:

- Oye, Mona, tranquila loca, espéralo aquí y sorpréndelo cuando pase. De todas formas debe caminar hasta acá.

- Bueno, ya, espero. 

Simona estaba tan emocionada, con el look perfecto, se había depilado y puesto perfume caro. Su cabello azul brillaba con la luz del sol. Se veía hermosa.

Al descender Damian del bus, lo ve con otra chica... Ella es su ex. Bajan juntos. Ríen juntos. Se miran. Caminan juntos hasta Simona y ella, avergonzada, sintiéndose tonta, da vuelta la cabeza y mira a Joaquin con los ojos llenos de lágrimas. Damian ni se percata de la presencia de Simona, pasa caminando y conversando con la otra.

En ese momento, Simona sintió náuseas y un hielo recorriendo su espalda. Tenía ganas de salir corriendo. Sintió que todo lo que había hecho para Damian era estúpido, mientras él hablaba de lo más bien con su ex, ella secaba el sudor de su frente horneando un queque.

- Joaquin, voy a llorar...- susurra Susan. Él la abraza.

- Tranquila, Mona. Apuesto que no es lo que parece- dice, consolándola.

- Lo voy a llamar. Quiero saber qué onda.

- Okay, hazlo. Pero, no creo que debas, te ves inestable.

Simona marca al teléfono de Damian, él contesta:

- Aló, ¿amor?- dice Damian.

- Aló, hola, ¿llegaste?

- Sí, bonita, sé que te prometí que nos veríamos después de que llegara, pero ahora tengo que juntarme con mis hermanos un rato a hablar sobre mi madre.

- Ya, y eso significa que...

- Que nos veremos mas tarde o mañana, ¿qué prefieres?

- No lo sé, ¿estas solo?- pregunta Simona.

- No, amor, estoy con una amiga- responde Damian

- Una amiga, ya. Chao, me tengo que juntar con Joaquin. No me llames- dice Simona.

- Ay, Simona no te enojes, sé que te sientes frustrada, pero estaré ocupado- replica Damian.

- No estoy enojada, ¡chao!- corta dramáticamente el teléfono.

Simona se larga a llorar en los brazos de Joaquin.

-Amiga, sé que te sientes mal, ven vamos a beber algo para la pena. Te sentirás mejor - le dice él.


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