Abría los ojos enrojecidos a las 12 de la tarde, el cabello enmarañado y las notificaciones de batería baja: había pasado gran parte de la madrugada viendo las fotos pasadas de su novio. Le quedaba la sensación de que él seguía queriendo a su ex, porque conservaba las fotos "¿Quién hace eso? Más encima públicas, mínimo dejarlas privadas" pensaba Simona.
Su primera reacción ante esto fue furia y envidia. Fue la primera vez, en mucho tiempo, que sintió inseguridad de su cuerpo: la otra tenía los pechos enormes. Seguro era copa C. En cambio Simona, tenía pechos como dos manzanas y era copa B, pero eran bellos como todo el resto de su cuerpo. Sin embargo, háganle entender a esta dama que era bella como era y que por eso su novio la amaba: por su belleza externa e interna. Si Simona hubiera comprendido las cosas en ese momento, pudo haberse ahorrado muchas heridas.
Se levantó y se duchó. Siempre al desnudarse miraba las cicatrices que le había dejado su obesidad infantil. Miraba sus pechos. Tocaba su cintura. Luego, se metía a la ducha y se enjabonaba. Ahí es donde caía la tintura de su cabello teñido y dejaba la ducha llena de azul.
Simona era una miniatura de persona, no era muy alta, ni mucho menos, esbelta, pues su figura era pequeña. Era rellenita y muy curvilínea, lo que le acomplejaba porque se le notaba mucho las subidas de peso en las piernas y glúteos. Su piel era color canela y tenía una leve rosácea en las mejillas, que por cierto, odiaba. Actualmente, llevaba el cabello teñido de azul, su color favorito, además le recordaba a una de sus películas favoritas: La vida de Adele. Siempre se sentía conectada a esa película, siempre lloraba en las mismas partes, siempre tenía la misma sensación al verla.
Hace poco había comenzado una relación nueva más seria. Su última había durado dos años. A veces extrañaba la persona que había sido cuando estaba con él, pero no a él, sino a ella misma. En ese periodo de soltería, luego de aquella larga relación, probó otros cuerpos y se dedicó a experimentar su sexualidad.
Era un fin de semana, su actual novio estaba lejos, había vuelto a casa, a su pueblo que estaba a dos horas de Viña del Mar. Ella estaba en la casa que alquilaba con otras chicas. Vivir con ellas era genial, pues había buena comunicación y de vez en cuando solían almorzar o tomar once juntas, veían la novela de la tarde y conversaban sobre los chicos con quienes habían tenido sexo como si fuera un chiste.
Noah la visitaría hoy en la tarde, él era su amigo norteamericano, de Ohio, algo tímido al principio, pero que poco a poco fue confiando en Simona.
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Consumidora De Cuerpos
Dla nastolatkówSusan es una joven estudiante universitaria de literatura que deja su ciudad natal para mudarse a Valparaíso. Sin embargo, una sensibilidad especial comienza a apoderarse de ella, desencandenando en una fuerte depresión que la hunde más y más. En la...