Cara de muerta

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Ahí estaba él con su estilo mierdita de escritor vintage, como si toda su persona fueran paginas de un libro: sepia, antiguo, con olor a chocolate y café. A pesar de que cabía en el estereotipo de literato moderno, a mi me gustaba la actitud con la que vestía, así que estaba perdonado.

Por mi parte, me veía como una muerta viviente y no tenía cara para criticar el estilo de Thomas, porque el mío igual estaba estereotipado como el de la chica que no le preocupa su aspecto, y que se saca esas famosas fotos estilo tumblr con su pijama con motivos de algún personaje tierno de la infancia. Al final de cuentas, no hay nadie que se salve de la moda del mercado ni nadie que no se repita.

Fuera del aspecto que llevábamos, estaba feliz por verlo, porque su presencia solo me traía a la mente momentos felices. En ese instante, pensé en que no quería que se fuera nunca de mi vida, me imaginé en ese departamento en Valparaíso, leyendo un libro con un café, envuelta en su gran bufanda verde con Edgar durmiendo sobre mis piernas. Sí, era también un sueño estereotipado como las fotos de Tumblr, pero como no soy una usuaria fanática de la plataforma, mi sueño tenía un poco más de autonomía fuera de lo cliché, aunque ni tanto.

"Tienes una cara como la mierda, Susan. ¿Qué te hiciste?" Dice Thomas al verme en mis fachas de enferma mental. Sentí un poco de vergüenza al escuchar ese "qué te hiciste", porque la respuesta era obvia: había intentado suicidarme y no me atrevía a pronunciar la frase, era algo que me dolía decir y asimilar. En ese momento, Abraham interrumpe y dice que esta bastante claro lo que pasó y que no es necesario seguir tocando esa herida, que era bastante delicado para mi. Había acertado, estaba siendo bastante difícil para mi todo esto y me sentía una basura.

Hay un silencio grande y solo suenan los platos que lava Abraham. Thomas se sienta y permanece callado. Yo permanezco sentada en la mesa, apoyando el codo en la mesa y tomándome un té de hierbas. En ese momento, Thomas rompe el silencio, diciendo:

"Quiero que te quedes conmigo, Susan, en mi departamento. No puedes estar sola aquí después de esto".

Siento una leve cosquilla que recorre todo mi cuerpo hasta los pechos, y en una u otra forma, me hizo feliz saber eso. Obviamente, me iba a ir con él, porque tampoco quería quedarme sola y presentía que iba a caer de nuevo en lo mismo. Le dije que me quedaría con él.

Fui a hacer mi bolso con algunas cosas personales, ropa y mi computador. También, me vestí con ropa limpia y me arreglé para salir a la calle e irme con Thomas a su casa. Dejaría por un tiempo la casa y a las chicas hasta que esté mejor, me iría temporalmente a vivir con Thomas, lo que me pone un poco nerviosa porque entre él y yo no ha pasado nada ni somos nada... nos conocemos hace muy poco y, sin embargo, hay mucha confianza.

Paso al baño y me miro en el espejo: tengo cara de muerta. Me mojo la cara, me hago un tomate nuevo, suspiro y salgo para irme con Thomas a su casa. Otro comienzo.

Consumidora De CuerposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora