Horas

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Tenía 20 pastillas que le quemaban el estómago, 20 de Sertralina. Cada vez, su vista comenzaba a perderse entre las pelusas del aire y el techo de fondo. Pronto, sintió dolor, náuseas y un profundo arrepentimiento, que terminó en otra tristeza más qué llorar.

Estaba tan arrepentida que quería volver hacia atrás, pero no podía, porque apenas podía mover su cuerpo sedado. Comenzó a llorar, nuevamente. Comenzó a pensar en todos a los que alguna vez amó y se detuvo en su familia, en cuánto sufriría su familia ante su muerte.

Ahora, no quería morir, quería vivir, pero qué haces para detener algo que segundo a segundo avanza agigantadamente hacia la pérdida absoluta de la consciencia. Sola y débil nada se puede hacer, tan solo esperar.

Hubo un momento en donde logró sostener su teléfono y llamó al último número de su registro de llamadas, o sea, a Thomas. Llamó, susurró "ayúdame" y comenzó a llorar desconsoladamente. Luego cortó y no volvió a contestar: se había desvanecido.

En eso Thomas, completamente alarmado y nervioso comienza a buscar entre los amigos de Facebook de Susan a Abraham, uno de los mejores amigos de Susan del que ella previamente le había hablado. Thomas no sabía dónde vivía Susan con exactitud, y necesitaba contactarse con alguien que pudiera ir a su casa a ver si estaba allí, a socorrerla.

Abraham responde y parte inmediatamente hacia la casa de Susan. Nervioso y con las piernas acalambradas, se baja de la micro, corre hacia la casa y toca el portón. Nadie abre, no había nadie en casa, sin embargo, la ventana de Susan está abierta y ella debía estar ahí. Abraham salta el portón y comienza a tocar la puerta. Nadie.

Pronto, cuando él estaba a punto de perder la esperanza, porque suponía lo que pudo haberle pasado a su amiga, aparece Caroline, su compañera de casa. Ella abre la puerta, él corre a la puerta del cuarto de Susan y... estaba cerrada. Ha pasado una hora.

- ¡Susan!, ¿estas ahí?- grita Abraham.

Tras varias veces golpeando y empujando la puerta, logran forzarla y entrar. Susan estaba ahí, tirada en su cama, completamente dormida y a su lado, los sobres vacíos de Sertralina.

Su cuerpo estaba rígido.

Consumidora De CuerposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora