—¿X-men? ¿es que acaso no hay mujeres superheroínas?—miré confundida al hombre que se acababa de presentar como Hank.
—Claro que hay mujeres en el equipo, X-men es solo el nombre.—
—... es un poco machista.—Harley asintió dándome la razón.
—Eso mismo les vengo diciendo pero bueno, ya nos quedó ese nombre.—Raven nos sonrió.
—Oigan, si vamos al caso, "Vengadores" tampoco suena muy bien.—
—En eso se equivoca, profesor. El nombre es genial. Entonces... ¿por quiénes están conformados los X-Men? Los Vengadores somos personas normales, dioses nórdicos, superhumanos y alienígenas...—sonreí inocentemente.
—¿nos está tomando el pelo?—Hank miró a Harley, quien se encogió de hombros.
—Viajamos en el tiempo, amigo. Que no te sorprenda esto.—
—También tenemos un árbol y un mapache que hablan.—
—Los X-Men tampoco somos muy normales...—Raven se tornó completamente azul—. Puedo tomar la forma de cualquier persona... hasta la tuya.—
Raven se transformó en mi, sorprendiéndome por completo.
—¡eso es increíble!—miré a Hank—. ¿Y tú qué haces?—
—Me vuelvo azul, grande y peludo... tengo fuerza.—
—Ah... tenemos uno como tú en casa, pero en verde.—le resté importancia—. ¿Hay más de ustedes por aquí?—
—Por supuesto, los mutantes son muy comunes hoy en día.—
Mutantes... no es muy pintoresco, pero creo que sigue sonando mejor que "alterados".
—Los chicos están por terminar sus clases, es más... alguno de ellos podría llevarlos a dar un paseo.—Hank nos indicó que lo siguiéramos—. Vengan, de paso les mostraré la escuela y les presentaré a Charles.—
•○•
El lugar era enorme, decenas de chicos colmaban los pasillos, algunos de ellos eran "visiblemente" mutantes. No podía creer que esto era posible, personas que ya nacían con estas habilidades y que no las obtuvieron por experimentos, trajes o insectos radioactivos. Hank y Raven nos llevaron con Charles, quien era el director de la escuela. El hombre tenía la habilidad de meterse en nuestras mentes, por lo que no tuvimos que explicarle demasiado la situación.
—Pueden quedarse todo lo que quieran, siempre y cuando ayuden a Hank con su investigación y no causen problemas.—
—Estuvo en mi mente, profesor. Sabe que no tenemos malas intenciones.—me sonrió.
—Por supuesto. Entonces, son libres de recorrer la escuela.—
—Gracias, Charles.—el hombre asintió.
Un enérgico toquido en la puerta nos hizo voltear.
—Debe ser Peter, apareció justo a tiempo. ¡Adelante!—
Un chico de extraño cabello entró al lugar, sorprendiéndose al ver a Harley y a mi. Nos recorrió rápidamente con la mirada, deteniéndose en los pequeños auriculares inalámbricos que Harley traía puestos.
—¿¡qué son esos!?—
—Eh... ¿auriculares?—el peliplateado abrió los ojos sorprendido.
—¿y los cables?—
—Son Airpods, no los necesitan.—sacó su teléfono y se lo mostró.
Peter lo tomó de inmediato y lo examinó con curiosidad, para luego quitarle los auriculares.
—¿de dónde los sacaste?—
—De una tienda, amigo.—se los quité y le devolví las cosas a Harley—. Una dentro de 30 años...—enarcó una ceja.
—¿vienen del futuro?—
—Adivinaste.—sonrei.
—¿podrías mostrarnos la ciudad?—Harley lo miró emocionado—. Si estamos en 1991... ¿está en cines Terminator 2? Porque me haría muy feliz verla.—
—Amigo... estamos en el pasado con personas súper poderosas y tú ¿quieres ver una película?—asintió emocionado—. Dios...—
—Si quieres yo mismo te llevaré a verla.—intervino Hank—. Pero ahora... ¿podríamos empezar con la investigación?—
—¿justo ahora?—Harley me miró, a lo que asenti—. Ok...—bufó molesto antes de seguir a Hank y a Raven fuera de la oficina.
—Creo que seremos solo tú y yo... ¿vamos ahora a nuestra cita?—en un segundo, Peter se aferró a mi brazo, sonriéndome tiernamente.
—Super velocidad... interesante. Claro, vamos... y no es una cita.—
—Ya lo veremos...—alzó las cejas coqueto y posó su mano detrás de mi cabeza.
Antes de poder preguntarle qué diablos hacía, una extraña sensación recorrió mi cuerpo.
•○•
—¿pero qué-
—¡ta-dá! Bienvenida a la ciudad.—
—... estamos en un callejón.—
—Pues claro, no iba a aparecer en medio de la acera. Ven, vamos.—
Peter tomó mi mano, cosa que realmente no me molestó, y comenzó a caminar. Era increíble ver todo lo que nos rodeaba, era como estar en una película antigua, una de esas que mi padre solía disfrutar los domingos por la tarde en la televisión.
—¿quieres ir a un arcade?—
—¿te gustan las maquinitas?—asintió—. Vaya, a mi también me encantan.—
—Chica retro entonces... me gusta.—
Peter desapareció y en un segundo volvió a aparecer a mi lado, trayendo con él una soda y una pequeña margarita. Lo miré sorprendida, a lo que el chico me dedicó una amplia sonrisa.
—Que considerado.—
Antes de poder abrir la soda, Peter volvió a tomarme y llevarme al otro lado de la ciudad.
—¡Avisa antes de hacer eso!—
—¿no lo viste venir?—
Un horrendo escalofrío me recorrió el cuerpo, trayendo consigo el recuerdo de aquella gran perdida que sufrí años atrás.
—Disculpa, Peter ¿cuál... dijiste que era tu nombre completo?—
—No te lo dije.—sonrió—. Soy Peter... Peter Maximoff.—
me extendió la mano con cierta gracia en el rostro pero a mi... a mi no me resultaba gracioso en lo absoluto.
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