El repartidor [ShowKi]

pizza uno

En un planeta de este sistema, en un continente, en un país, en un Estado, en una ciudad, en un barrio, en una calle de ese barrio, en una casa, en un cuarto... existe una persona pensando.

ㅡTengo hambre.

Tan pronto como el estómago rugió por comida, Kihyun se lanzó al teléfono para llamar a la pizzería que quedaba a unas cuadras de allí.

ㅡBuenas noches. ㅡhabló una voz gruesa desde el otro ladoㅡ Pizzería Son, ¿cuál es su orden?

Para ser sincero, nunca se había dignado en comprar algo de aquella pizzería pero como ya estaba harto de comprar comida tailandesa, debía variar un poco.

ㅡ¿Podría decirme las opciones?

El joven o señor, no sabe, le explicó los tipos de pizza que había junto con combos incluidos en unas que otras; a Kihyun le brillaron los ojos y pidió la más jugosa. Con exactitud, dos familiares.

Hoy sería una noche de películas de terror, pizza y coca cola. Y unos dedos de queso no vendrían mal, ya mañana se preocuparía por bajar la panza.

ㅡLlegará en 10 minutos su pedido joven.

ㅡ¡Espere! Tengo una pregunta, no sé si sea cierto pero, ¿es verdad que si llega después del tiempo pactado, el pedido es gratis?

ㅡMmm, pues sí.

ㅡ¡Pues demorese todo lo que quiera en llegar si es así, chao! Aquí espero. ㅡcolgó riéndose.

Kihyun en definitiva era un hijo de puta grandísimo. Y le gustaba serlo.

Riendo aún por la broma, se dirigió a la cocina a tomar un poco de agua, luego se encontró a sí mismo en la sala buscando qué películas descargar para poder verlas, y sonó el timbre.

Kihyun, con sospecha, miró la hora en su reloj de pared. No habían pasado ni 8 minutos.
Se echó a reír, se puso de pie y fue a por la pizza.

ㅡ¿Joven Yoo?

La broma que le haría al repartidor por haber llegado tan rápido se esfumó de su mente al ver lo guapo que era.

Estaba agitado, como si hubiera corrido. Y quería saber la verdadera razón, por lo que...

ㅡSí, soy yo.. . ¿te sucede algo?

ㅡOh, pues... ㅡ Empezó a decir, recostandose al marco de la puerta.

Dios~~ Kihyun no pudo evitar morderse el labio al ver cómo esos músculos se tensaron bajo la camisilla color blanca con el logo de la pizzería.
El chico se quitó la gorra y con esta se echó un poco de fresco.

ㅡMe encomendaron  venir como rayo para acá, por lo tanto corrí un poco del estacionamiento hasta aquí.

Y con una sonrisa, como si nada y como si nunca, el repartidor le entregó las dos cajas de pizza familiar al chico junto con los dedos de queso y, recibiendo el dinero, se despidió con una leve reverencia.

¡Era tan alto que ni así podía  llegar a estar de su tamaño!

Cuando el chico desapareció de su campo de visión, se saboreó lo bueno que estaba. Más bueno que las pizzas que dentro de las cajas esperan a ser devoradas.

ㅡDefinitivamente voy a pedir más seguido en esta pizzería.

Y cerró la puerta.