¥ NO PUEDO SER LO SUFICIENTEMENTE FUERTE ¥

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Estefanía

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Estefanía.

Las peleas entre el señor Rodolfo y su mujer son cada vez más frecuentes —me comentó Joaquina, mientras le ayudaba a desplumar un ganso.

—Es verdad, yo los he oído varias veces —agregó Rosa.

—Sé que esas discusiones son por mi causa —apremié en decir.

—Quisiera contradecirte, pero es verdad; yo misma he escuchado cómo esa bruja le exige a su esposo volver a España. Odia estar aquí, sin embargo, el amo Rodolfo se mantiene firmé; él está muy preocupado por la salud de su madre, al igual que el joven Adrián —expresó Rosa—; debería irse ella sola, así esta casa volvería a ver luz —permanecí en silencio, concentrada en desplumar el ganso. En ese momento recordé lo que me había mencionado Rosa hace días.

—Cómo que tus premoniciones han sido certeras... —farfullé.

—¿A qué te refieres, niña? —preguntó, mientras comenzaba a moler las especies para la marinada.

—Me dijiste que tiempos tumultuosos estaban por llegar, al parecer en verdad eres vidente, pero te aconsejo que cuides tus comentarios delante de Elizabeth, esa mujer es tan mala que puede acusarte de brujería.

—Por eso no te preocupes niña, yo sé defenderme de diablas como esa. La qué sí se debe de cuidar eres tú, he visto el odio de esa mujer cuando te mira.

—Lo sé —musité—, pero con Adrián de mi lado me siento protegida. Además, en estos momentos solamente puedo pensar en mi madrina, gracias a Dios ha estado respondiendo bien al tratamiento.

—Al igual que la herida del brazo del señor Rodolfo, ya me tocó aseársela. Me pregunto cómo se la hizo, porque es grande —manifestó Joaquina.

—Créeme que he tratado de averiguarlo, pero nadie dice nada —comentó Rosa.

—Entre tanto las cosas se salieron de control; por lo menos Adrián se hizo cargo de los negocios ayudando a mi madrina y a su padre —les dije.

—Bueno, es verdad; ya el joven no sé le ve mucho por la casa, ha estado muy ocupado desde qué la patrona cayó en cama —corroboró Rosa.

—Y considero que por ahora es mejor qué Adrián y yo estemos un poco alejados, mientras se calmen las tempestades —la conversación se vio vetada cuando Milton entró a la cocina para avisarme que Libia Aristimundo había llegado.

—Pásala a la sala, yo la atiendo.

—Muy bien, niña, ya le digo —al terminar la oración se marchó de la cocina.

—Tenía que venir hoy visita, ¡cuándo estoy con tantos quehaceres! —me quejé, realmente estaba agotada.

—Anda a atender a la señora Libia y no te preocupes por la comida, yo termino de arreglar el ganso con Joaquina —dijo Rosa. Me quité el delantal, me lavé las manos y fui rápidamente a arreglar mi cabello y vestido.

Resurreccion: El Origen de Malena TERMINADO  ✔ 1era parte (SAGA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora