¥ LILIAN LA MISTERIOSA ¥

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Estefanía

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Estefanía.

Me había quedado ayudando a Rosa en la preparación de la cena; al principio esta se había negado rotundamente a que yo la asistiera; no quería que Rodolfo la reprendiera por mi causa; pero le recordé que en los tiempos en que mi madrina vivía, yo la ayudaba y por ende era mi deseo de continuar haciéndolo. Por otro lado, la carta de Adrián había logrado movilizar el impacto que me ocasionó la lectura de las primeras páginas del diario de Antonio Álamo.

—Ya estamos solas, ahora si puedes contarme el motivo de tu felicidad —me dijo Rosa cuando María y Juliana salieron de la cocina; esta última, por cierto, ya se le comenzaba a notar su embarazo.

—¡He recibido carta de Adrián! —exclamé emocionada. Ella me pidió que bajara la voz, sin embargo, mi felicidad no me dejaba.

—¿Cómo has hecho para que Elizabeth no lo notara?

—Eso es lo más sorprendente de todo, Adrián encontró la forma de llegar a mí; Guillermo Aristiguieta me la ha traído hoy —Rosa no pudo reprimir su sorpresa.

—¡El joven Guillermo! —exclamó y ahora era yo quien le pedía que bajara la voz.

—¡Puedes creerlo Rosa! Guillermo se ha ofrecido y quien sospecharía de él.

—Ese joven es una buena persona, como me hubiese gustado que te enamoraras de él, pero así es la vida; nadie conoce sus misterios —de repente se sintió un frío en la cocina, un viento extraño apagó el fuego de la lumbre como si fuesen abiertos todas las ventanas y más atrás llegó una voz.

—Quizás tengas algo de razón esclava, sobre los misterios ¡Ah, que palabra tan fascinante! —giramos y quedamos de frente a Lilian.

—¡Ave María Purísima! —dijo Rosa en voz baja, no obstante, yo pude oírla, su rostro se puso pálido; yo no podía entender aquella reacción, no era la primera vez que Rosa veía a esa mujer. Lilian contempló a Rosa; yo no le quitaba la mirada de encima, sin embargo, no entendía la procedencia de aquel viento tan gélido que se adentró apenas ella irrumpió en la cocina y peor aún; apagando el fuego del fogón donde había tanta leña. La mirada que le dedicaba a Rosa era altiva, ella a pesar del pavor que le brotaba por los poros, no le bajó la cara. Sin dejar de mirarla a los ojos, la antipática mujer le indicó a Rosa que la cena de Elizabeth debía ser llevada a su habitación; luego mostró una media sonrisa algo irónica.

Cuando Lilian salió de la cocina, el frío que había entrado desapareció tras sus pasos; Rosa aún no recuperaba el aliento. Después de unos minutos no pudo reprimir las ganas de llorar; traté de calmarla, pero me fue imposible y acto seguido se fue directo a las gavetas donde guardaba su agua bendita y comenzó a esparcirla por toda la cocina.

—¡Esta casa se está llenando de demonios! —balbuceaba entre palabras cortadas por el llanto.

—Rosa mírame, por favor dime ¿Qué te sucede? —La volví a enfrentar tomándola por el brazo; entonces se fue sobre mí, abrazándome con fuerza.

Resurreccion: El Origen de Malena TERMINADO  ✔ 1era parte (SAGA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora