¥ EL LLAMADO DEL LINAJE ¥

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Adrián.

¡Ya está volviendo en sí! —Escuché decir a una voz lejana, aquel murmullo me lastimaba los oídos.

—¡Gracias a Dios! —exclamaba otra; luego, poco a poco, sentí la familiaridad de aquellas voces, era la voz de Pablo y Anhia.

—Dile a mi madre que Adrián ya está recuperando el conocimiento, pero regresa dentro de un rato, necesito hablar a solas con él —ordenó Pablo a su mujer; entretanto mi visión aún era defectuosa y un dolor de cabeza insoportable me poseía ¿Dónde había estado? ¿Qué me había sucedido? Estefanía... fue la primera persona en la que pensé apenas abrí los ojos.

—Debo volver —declaré apenas pude hablar. Pablo me ayudó a sentarme en la cama.

—Mejor recupérate primero —su voz era seria, confirmándome que algo grave había sucedido.

—¿Cuánto tiempo llevo dormido?

—Cuatro días.

—¡Cuatro días! —exclamé—. ¿Por qué permitiste que durmiera tanto tiempo?

—Traté de despertarte, y no pude... por más que lo intenté, tú no reaccionabas; sabía que vivías porque respirabas —su voz era tensa.

—¿Qué sucede Pablo? ¿Todo se agravó mientras estaba inconsciente? —Inquirí luego de analizar su cara.

—¿Adrián, recuerdas el incendio? —Al situarme nuevamente en aquel momento, las imágenes fluyeron rápidamente; me levanté repentinamente y sentí un mareo que logró que perdiera el equilibrio, Pablo me ayudó a sentar nuevamente.

—No te agites, aún estás débil.

—¿Hubo heridos? Dime ¿Lastimé a alguien?

—No, cálmate, nadie ha sido lastimado, mi temor es por ti —en ese momento recordé a la extraña criatura que se me apareció por los alrededores del bosque.

—¿Dónde me encontraron?

—Desmayado cerca del boscaje.

—¿Estaba solo?

—Sí, ¿por qué lo preguntas? —Su rostro mostró inquietud.

—Vi a alguien más... Yo no era el único en ese lugar.

—No había nadie, solamente tú —me aseguró; luego cambió la conversación drásticamente: —Adrián, debo hablar contigo de algo muy serio, algo que si mis ojos no lo hubieran visto no lo creería, y dale gracias a Dios que fui yo quien presenció todo lo que mi boca te ha de contar, porque si lo hubiese visto mi madre, moriría de la impresión —sus ojos eran metódicos y sus palabras lentas; estaba preparándose para contarme algo que ya yo sospechaba de que se trataba.

Resurreccion: El Origen de Malena TERMINADO  ✔ 1era parte (SAGA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora