¥ EL ROSTRO DE ISABEL ÁLAMO ¥

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Adrián.

Nunca en mi existencia había fantaseado tanto con la idea de tener la facultad de poder adelantar el tiempo; lo frustrante era que mientras más lo pensaba, más lentas pasaban las horas. Al llegar, lo primero que hice fue escribirle a Estefanía, necesitaba enviarle mi carta lo más pronto posible. Aunque la travesía del viaje me había dejado devastado, la necesidad de acortar distancia me clamaba por completo; por otro lado, mi padre no me había mentido, en torno a mis requerimientos frente a los negocios pendientes en la ciudad; aunque Ricardo había asignado a un encargado, no era lo mismo; mis pensamientos fueron desterrados cuándo oí la cálida voz de Violeta, que aún no me había visto.

—¡Niño Adrián! —exclamó entre lágrimas con pasos apresurados que cortaban la distancia.

Violeta prácticamente se había convertido en mi madre; era ella quien velaba mis sueños cuándo ardía en fiebres y en muchas ocasiones le había llamado mamá, hecho que enfureció a mi madre obligándome a llamarla "Violeta Nana". Al contemplarla sentí alegría, era una de las pocas personas que podía observar a través de mí, al igual que Pablo, que por cierto aún no sabía de mi regreso.

—¿Has venido solo? —Preguntó al notar la ausencia de mis padres.

—Sí, nana... mi viaje ha sido por negocios —le expliqué; ella me miró algo confusa.

—¿Entonces piensa regresar nuevamente?

—Es lo que más deseo.

—¿Y el señor Rodolfo se va a quedar más tiempo por aquellas tierras? Porque la señora de seguro no debe de estar contenta, siempre odió aquella finca.

—No sé si mi padre tenga supuesto en quedarse por más tiempo o si mi madre regresará, pero en lo que a mí respecta pienso volver y quedarme por un largo tiempo.

—Adrián, ¿crees que la señorita Eva le gustara vivir por aquellas tierras? Ya sabes lo mimada que es —Violeta tocó uno de los temas principales de mi retorno.

—Eva es uno de mis motivos de peso, por lo cual he vuelto, reflexiono... —Violeta interrumpió mis palabras.

—Disculpa que te interrumpa hijo, agradezco a Dios, has vuelto; la niña Eva no hace más que mandar a su lacayo con su dama de compañía para averiguar sobre ti. Angélica, la que trabaja en la residencia de los Castilla, ya sabes, la que es mi amiga, me ha confesado que Eva ha armado unos berrinches porque quería escribirte y viajar hasta donde estabas y don Ricardo ha tenido que bajarle la rebeldía —aquellas noticias que me decía Violeta no eran buenas, se me había olvidado lo mimada que ella era. Eva no me la iba a poner fácil; aun así, ya mi corazón había decidido, Violeta captó la seriedad de mi mirada y como toda buena madre, percibió mis sentimientos.

—Adrián Álamo, ¡reconozco esa mirada! ¿Es que acaso piensas romper el compromiso con la señorita Eva?

—Sí Violeta; no puedo ni quiero casarme con ella, nunca la he amado y jamás la he visto como mujer.

Resurreccion: El Origen de Malena TERMINADO  ✔ 1era parte (SAGA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora