Estefanía.
Los labios me temblaban, no pude emitir palabra alguna para iniciar aquel cuestionario tan incómodo con Rosa.
—¿Pasa algo, niña Estefanía? —ella rompió el silencio al ver mi rostro lívido.
—Deseo preguntarte algunas cosas, pero no sé cómo empezar... me da una vergüenza tremenda. Ella me miró fijamente, logrando que mis mejillas se tiñeran de rosado; sentí el calor brotar de mis venas y encenderme hasta el punto de ruborizarme exageradamente. Mi actitud me dejó al descubierto bajo los ojos hábiles de Rosa, que de pronto estalló en carcajadas.
—¡Por favor Rosa has silencio, no quiero que alguien entre y nos descubra!
—No te preocupes, muchacha, ya casi todos duermen y el joven Adrián está encerrado en el despacho con su padre tomando whisky y jugando cartas. La bruja de Elizabeth se encerró desde temprano.
—Es bueno saberlo —sonreí.
—Dime: ¿qué es lo que quieres preguntarle a esta vieja?
—¡Quiero saberlo todo, Rosa! —declaré sin medirme.
—¿Saber todo sobre qué? —sus ojos se mostraron confusos.
—¡Por favor! Ahora es cuando necesito que se manifiesten en ti tus dones de adivina, me lo harías más fácil... —me quejé entre dientes. Ella continuó mirándome.
—¿Quieres saber sobre el amor entre un hombre y una mujer? ¿Cómo se consuma? —manifestó sonriendo.
—Si —apenas afirmé con un hilo de voz.
—Te puedo mencionar qué sé lo que se siente un beso de amor; es un embrujo tan poderoso que puedes sentir que flotas hasta alcanzar las estrellas —expresó profiriendo un leve suspiro —. Ahora la consumación de un matrimonio eso es otra cosa... —esta vez su voz sonó triste.
—¿Rosa porque lo dices con esa voz tan fría? —inquirí rápidamente.
—Mi niña no sé cómo explicártelo —dudó en seguir contando.
—Por favor, no te detengas —le pedí—. ¿Cómo se consuma un matrimonio? —continúe con mi interrogatorio.
—Entregando tu virtud, tu doncellez, qué es lo más preciado en una mujer.
—¿Cómo se entrega la virtud? ¿Acaso se entrega cuando le das un beso al hombre que será tu esposo? —la curiosidad creció en mí.
—¡Muchacha, por el amor de Dios! Ya veo que la patrona no te ha hablado del tema. Te ha enseñado muchas cosas, pero de eso nada. Entregar la virtud es más complicado, la virtud a la cual me refiero es la virginidad de una mujer, la que yace oculta entre tus piernas, en las zonas nobles —dijo sin tapujo. Yo me sonrojé.
—¡Entre mis piernas! —repetí escandalizada al escuchar lo que ella trataba de explicarme.
—Y es doloroso e incómodo al principio —agregó.
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Resurreccion: El Origen de Malena TERMINADO ✔ 1era parte (SAGA)
AléatoireEstefanía es una hermosa joven mestiza que se conforma con su vida sencilla y cómoda bajo la tutela de Ana Álamo, dueña de la productiva hacienda «Los Álamos». La llegada de Adrián Álamo (nieto de Ana) y del misterioso Arturo Palacios, Conde Dómine...