Estefanía.
Guillermo Aristiguieta se presentó en la casa, cuando las cosas no podían haber estado peores. En el momento de su llegada, yo me encontraba en las barracas, Adrián había salido muy temprano con su padre, llevaba varios días haciéndolo y en las tardes se perdía a cabalgar por los extensos campos de la propiedad. Yo sabía que era por mi causa, adoptó esa actitud para dejarme muy en claro que no le gustaba mi proceder; mis palabras y mi débil carácter por defender nuestra relación lo hirieron, aun así, era mejor que él se desilusionara de mí, algún día me lo agradecería, aunque eso conllevase a perderlo para siempre.
Lo que me ayudaba a aliviar un poco mi dolor, era que al no verlo muy seguido me calmaba, le di gracias al cielo porque la casa era grande. Mi ensimismamiento se esfumó cuando la voz de Joaquina llegó hasta mí, me dijo:
—Estefanía, ¿sabes quién acaba de llegar?
—¿Quién? —inquirí, sin darle mucha importancia.
—El rubio —me respondió.
—¿De qué rubio me hablas? —esta vez logró captar mi atención.
—¡De cuál va a ser! Del que bailó contigo la noche del cumpleaños de la patrona.
—¿Guillermo Aristiguieta? —resoplé.
—Pues ese mismo.
—¿Qué querrá ese hombre en esta casa?
—¿A quién más? ¡A ti!
—Por supuesto que no —dije con incomodidad. Nuestra pequeña disputa se vio frustrada cuando oí a mis espaldas que gritaban mi nombre.
—¡Niña Estefanía! —se coló la voz de Rosa llamándome. Giré hacia ella que se acercaba con pasos apresurados.
—¿Qué pasa Rosa? —la interrogué al sentirla tan alebrestada.
—La patrona te ha mandado a llamar, está en el recibo —Joaquina giró a mirarme y con sus gestos me manifestó que ella tenía la razón, la visita de Guillermo era para mí.
—Creo que quiere hablar contigo sobre una visita, de un joven rubio buen mozo que está en la sala —continuó diciendo.
—¡Lo que me faltaba! —gemí y me fui detrás de Rosa.
En la sala se encontraba Guillermo Aristiguieta. El joven estaba ataviado con ropajes distinguidos y el cabello liso y rubio lo llevaba bien peinado hacia atrás, tal cual como en la noche de la fiesta. Mi madrina se encontraba sentada frente a Guillermo, al mirarme él se levantó de su asiento, dejando admirar su elevado porte y elegancia. Aunque Guillermo no era mal parecido, para mí no existiría otro como Adrián.
—Mi querida ahijada, el joven Aristiguieta ha venido a saludar y me ha preguntado por ti —declaró mi madrina al verme.
—Gracias por preguntar, es usted muy amable —hice una reverencia para saludarlo según la etiqueta. Sus ojos se mostraron complacientes y afectuosos, acto seguido se acercó a mí y depositó un beso en una de mis manos.
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Resurreccion: El Origen de Malena TERMINADO ✔ 1era parte (SAGA)
RastgeleEstefanía es una hermosa joven mestiza que se conforma con su vida sencilla y cómoda bajo la tutela de Ana Álamo, dueña de la productiva hacienda «Los Álamos». La llegada de Adrián Álamo (nieto de Ana) y del misterioso Arturo Palacios, Conde Dómine...