¥ EL TERCER CAZADOR ¥

86 22 1
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Arturo.

Miércoles por la noche. Mi reloj de bolsillo marcó las nueve menos diez minutos. La oscuridad desde hacía mucho llegó tiñendo la claridad con su velo sacro. Salí de mi camarote y fui directo a contemplar la oscuridad, con mis pensamientos ocupados en que pronto llegaría a la hacienda "El Renacer" y dejaría el pasado atrás. Respiré el aire nocturno; con cada exhalación sentí la esperanza de que aún en mis peores días, alguien llegaría a rescatarme, salvaría mi espíritu aletargado para traerlo de vuelta a mi cuerpo y al reencuentro. En aquel instante no pude dejar de pensar en la dama de rostro pálido, la que siempre continuó viéndose joven sin importar el pasar del tiempo; ella se burlaba de los años y hoy por hoy continuaba sonriéndole a la eternidad de su juventud. Mi bella madre, la muñeca de porcelana que no envejecerá; pero sé que, a diferencia de mi progenitor, no era tan fría y soñaba con la esperanza de que yo encontraria noches sin fin y creará un sendero de flores a través del paraíso helado que me rodeaba. Ella siempre me decía: "Deja que la hiedra del amor trepe hasta muros imposibles como los de nosotros", deseando cubrir el añorante agridulce de mi existencia, aquella fascinante oscuridad que a muchos le llamaba la atención en mí, cerré los ojos para poder comprender quién soy. Entonces volvieron las palabras de mi madre: "Hay quienes no pueden luchar contra su naturaleza". Tenía razón, yo era un ejemplo vivo de aquella manifestación; luz ungida y oscuridad impenetrable: Mi existencia se sumía en puros vacíos queriendo ser llenados y con la oculta esperanza de escapar de mi padre, pero ¿Cómo se escapa de un ser que estaba y está en todo lo que existe? En cada respiro, en cada paso que damos, somos uno y a la vez no lo somos: Dos seres inmortales luchando por coexistir.

Mientras veía el agua y cómo se iba abriendo ante el barco, pude sentir las advertencias de mi padre zumbando en mis oídos y que por tanto tiempo bloqueé; siempre estaba ahí, gritándome lo que yo era. Por otro lado, estaba aquella figura difusa de rostro desconocido, una sensación tan poderosa que me imponía recorrer mares y distancias gigantescas...

—Si hay almas que se vuelven nómadas como la mía y como la que siento en este momento cerca, entonces continúa quedándote siempre conmigo. Quítame la sensación de querer huir siempre; muéstrame lo que es poder sentir, si en verdad existe motivo de mi existencia ¡Por favor, vientos de la noche, guíenme hacia mi destino; que este abismo sucumba y se desvanezca para poder hallarte! Sé que me intuyes, que sientes mi presencia... ¡Yo no puedo vivir sin conocer mi tarea en este purgatorio! ¡Yo no puedo vivir caminando a ciegas! —exclamé conjurando mi esencia y sentí cómo la noche me respondía.

El destino me mostró el camino en sueños. Un sonido ensordecedor y rebosante me guio hacia un encuentro desconocido y yo no me resistí a esos efluvios. Era una sensación indescriptible, algo espectacular que con su simple pureza transformaba mi visión nefasta en un mundo sublime. Luego la prueba llegó ante mí como una magia potente sin rostro que, por primera vez en mi existencia eterna, palabras dichas por mis mentores se materializaban y las señales comenzaban a mostrarse... ¡Mi oponente se revelaba!... Él era el primo del que tanto me hablaron, cuyo rostro estaba oculto para todos; sin embargo, en ese momento decidió presentarse, dejándome muy en claro que apenas nacía en su verdadera naturaleza. El odio que había en sus palabras fue más que suficiente para comprobarlo, más que suficiente para saber que yo estaba en lo cierto.

Resurreccion: El Origen de Malena TERMINADO  ✔ 1era parte (SAGA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora