Estefanía.
Por favor, no llores —me había dicho Adrián la noche anterior de su partida, permanecí callada con las manos puestas sobre las suyas, mirándolo dentro de la calma que lo envolvía; quería permanecer así evocando la primera vez que nos vimos.
—Puedo suspender el viaje si de esta manera lo deseas —manifestó de repente sacándome de mis pensamientos; su mano acarició mi mejilla, limpiando mis lágrimas.
—No podemos retrasarlo más Adrián.
—No quiero dejarte de este modo Estefanía, me lastima observarte llorar.
—No puedes evitar que me duela tu partida —Tomé su rostro entre mis manos—. Sabíamos de antemano que nuestro amor pasaría por pruebas difíciles, pero saldremos victoriosos.
—No te fallaré —me aseguró, y luego me abrazó —. Este viaje será corto, te lo prometo... Cariño, no sabes cuánto me cuesta dejarte, y más en esta situación donde tantas cosas malas están sucediendo en la hacienda.
—Adrián, por favor no lo pienses más, ya todo está arreglado y de esta forma debe de ser. El posponerlo solamente hará las cosas más difíciles —Adrián frunció el ceño, sentirme triste había causado que varias veces retrasara la fecha de su viaje, no obstante, esta vez yo no sé lo permitiría.
—Lo que más me indigna de este viaje, es que no es necesario; mi padre usa los negocios como pretexto para que yo me marche, el que viaje le quita un peso de encima; alberga la esperanza de que Eva, estando cerca de mí, podrá conquistarme, como si fuera tan fácil; antes no lo logró y ahora menos lo hará, porque mi corazón ya está poseído por ti. —No pude evitar sentir celos al oír el nombre de Eva, que fuerte y que ponzoñoso era el sentimiento de los celos, Adrián me hablaba de la autenticidad de sus sentimientos hacia mí y yo solamente pensaba en aquel nombre—. Te amo Estefanía y eso es lo que más importa.
—Yo lo sé —volví a abrazarlo.
—Te estaré escribiendo mientras esté en España. Te prometo que hallaré la forma de que mis cartas te lleguen sin ser interceptadas.
—Y yo te responderé, aunque Rodolfo y Rosa me han tenido muy vigilada... si supieran lo del pasadizo —sonreí con picardía.
—Es mejor que no lo sepan —él también sonrió. En ese pequeño instante, mientras él sonreía quedé detallando su rostro; Adrián era deslumbrante, él me enseñaba que el amor lograba que todo fuera extraordinario, haciendo que las cosas más comunes y simples también lo fueran.
—Ahora estoy seguro de que no sabía lo que era sentirse pleno en esta vida; no había vivido hasta que te conocí; he renacido Estefanía, tú lo hiciste posible... Te amo tanto... —de sus ojos había brotado una lágrima que le recorrió la mejilla hasta tocar sus labios, labios qué luego reclamaron los míos. La fuerza de aquel beso no me abandonó en muchos días, ese recuerdo siguió perenne en mi memoria. Estar sin Adrián aquel tiempo había sido una prueba muy difícil de soportar.
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Resurreccion: El Origen de Malena TERMINADO ✔ 1era parte (SAGA)
RandomEstefanía es una hermosa joven mestiza que se conforma con su vida sencilla y cómoda bajo la tutela de Ana Álamo, dueña de la productiva hacienda «Los Álamos». La llegada de Adrián Álamo (nieto de Ana) y del misterioso Arturo Palacios, Conde Dómine...