глава 5

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Anzor Kuznetsov

Mi amor hacia Galina era tan fuerte y puro yo lo sabía, nunca habia amado a alguien como la amo a ella, es mi locura, mi ángel, no podía dejarla ir, que clase de idiota sería si la dejaba ir? Dejarla libre para que cualquier otro me la arrebate de mis brazos que me robe su corazón, toda ella me pertenecía, su boca que desea con locura probar al igual que pasar mis manos en ese jugoso cuerpo, no podía evitar levantarme con una erección todas las mañanas al soñar que por fin la hacia mía, que mis manos pasaban por su cuerpo, mis dedos recorrían su pechos, bajan por su abdomen y luego se hundían en su centro, no podía evitarlo la deseaba tanto en cuerpo como en alma.
Sabia perfectamente que Artemi quería lo mismo que yo, y no me molestaba para nada era mi hermano y mi sangre, mi otro yo, no había nada mejor que ambos estuviéramos enamorados de ella, tan solo mirenla como yo la veo dormir, como frunce el seño cuando sueña algo que no le gusta, como sonrie y habla dormida, como su pecho sube y baja cuando respira, antes solo la veía de lejos ahora no puedo evitar meterme en su habitación por las noches y admirarla, deseando tocarla, tan solo un poco.
Sin poder evitarlo me acerque despacio hacía ella, me agache y lentamente pase mis dedos suavemente por su rostro luego baje hasta su cuello hasta llegar al borde de sus pechos, los cuales moría por probar, moría por probar todo de ella, al diablo si era una niña, ella era mi niña y la necesitaba como su hermano necesitaba a la droga, ella era mi droga y yo un adicto, antes de cometer una locura me aleje de Galina y lentamente salí por su ventana, Artemi no sabía que estaba acá, no veía la necesidad de avisar, ella era mía tanto como la de él, yo podía verla cuando quisiera.
Subi a mi auto y arranque para casa, cuando llegue baje y luego camine hacia la puerta, entre.
Era tarde muy tarde todos dormían, pero yo no podía necesita verla asi que simplemente lo hice, ahora podía dormir en paz, esto se habia hecho costumbre todas las noche, salía de casa a la madrugada e iba a casa de mi dulce niña a saciarme un poco de su aroma, su olor era tan dulce, embriagante y adictivo que tenía la urgencia de oler. Tan solo de imaginarme cuando la pruebe me estoy volviendo loco de ansiedad, muy pronto mi amor, muy pronto te tendré entre mis manos, en mi cama y hundiéndome tan profundo en su interor, haciendote mía.

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