#7: almost extortion.

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     —𝓒állate, déjame hablar.

Ayato había bloqueado sus muñecas, podría haberse defendido, pero se sentía tan frágil que no podía hacerlo.

     —Volviendo a lo de antes... Ahora estás completamente a mi merced...

Ayato comenzó a lamer su piel, Alyssa se resistía esta vez, pero no podía enfrentársele.

     —Ayato, detente.

     —¿Quieres que me detenga? Haz que me detenga— sonrió burlón— ¿Sabes? Finalmente eres totalmente de Su Majestad... Estoy tan feliz. 

     —¡Ayato, basta!

     —Deja de discutir por cualquier cosa que hago— frunció el ceño viéndola a la cara, le gustaba muchos sus ojos. Solo por molestarla, lamió lentamente su cachete—. Solo me detendré si aceptas que eres mía.

   Aquella faceta de él se le hizo completamente interesante e impulsiva.

   Ayato continuó con sus caricias por su cuerpo, pero poco a poco bajaba más allá de su cuello, comenzando a desabotonar su camisa. Bajo de esos botones estaba su debilidad, los pechos... Le encantaban los pechos grandes y lindos.

     —¡AYATO! ¡BASTA!

     —Ya te lo dije, solo me detendré cuando me digas que soy el mejor de mis hermanos, que soy mejor que cualquier persona... Que me perteneces exclusivamente a mi...

   Desabotonó la blusa dejando su bra al descubierto y mostrando sus buenos pechos. Comenzó a pasar su lengua más allá de su pescuezo y arterias. Bajando lentamente a su bra.

     —Maldicion, Ayato, detente, te suplico que pares ya... Basta— la chica intentaba forcejear su agarre, buscar una forma de salir de allí, pero no podía, él era más fuerte en todos los sentidos ahora mismo.

   Alyssa comenzó a sentir miedo, si su sangre era succionaba de nuevo, moriría, pero no solo eso, sus intenciones con su cuerpo estaban siendo diferente, él la... Él la...

     —Tu sangre fluye en mi. Fluye y me abruma totalmente... Solo tienes que deci...

   Volvió a mirar el rostro de la chica, una vez más. Sin embargo, le sorprendió que ella estuviera a punto de llorar.

   Lo que estaba haciendo estaba mal.

   Se retractó.

   Dejó su actitud calenturienta de lado y se levantó de la camilla, algo asombrado, dejándola en paz. Alyssa suspiró pesadamente y las lágrimas rodaron por sus mejillas muerta de rabia y miedo. Por respeto, Ayato decidió mirar a la pared contraria para no atreverse a verla mientras se vestía. Alyssa no hacía si no apresurar sus movimientos mientras que abrochaba su camisa, su correa y se ponía el chaleco del uniforme, tratando de regresar todo a su lugar lo más rápido posible para escapar de ahí.

     —¡C-Confiaba en ti Ayato!— emanaba furiosa Alyssa—. Confíe en que no intentarías matarme cuando estuviera débil ¡Confié en tu palabra! Me dijiste que no escapara, no  lo hice y... Reiji tenía razón, no se puede confiar para nada en ti...

   Ella se abrochaba los botones de su camisa, se levantaba y agarraba pañuelos para limpiarse la saliva del vampiro y cualquier rastro de herida que tuviese.

   Ayato se sintió asqueroso por un momento, si se había dejado llevar más de lo normal, pero no podía dejar de pensar en ese regaño que Reiji le había dado, no dejaba de tener rabia y quería descargarse de alguna forma.

   Pero, tenía razón, había traicionado su confianza.

   Se sentía sucio y repugnante.

     —Pensé que eras diferente. Te di una oportunidad y la malgastas casi violándome...

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