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#32: a bad-ending story.

     —ℋabía una vez, un pequeño chico que había pasado toooda su vida dentro de un agujero, viviendo en la suciedad, siempre valiéndose por sí mismo desde que recuerda—Kou la tomó de la mano, se sentó en la cama y la guio a sentarse a su lado—. Lo úuuunico que el pequeño chico conocía del mundo de arriba era el tenue círculo de cielo que veía desde abajo. Lo que el chico más anhelaba en su vida, era escalar hasta arriba y salir de esa oscuridad, así podría tocar ese brillante e increíble firmamento. Él estaba seguro que podría hacerlo, y efectivamente, un día, lo logró, así que el pequeño chico comenzó a vivir en el mundo de arriba— Kou dibujó un círculo en la palma de ella, haciendo que fuera mucho más realista—. Él miraba a ese inmenso mundo, tan lleno de cosas increíbles que no paraba de preguntarse ¿Qué más podía ser posible?—su tono se tornó melancólico en ese momento—. Pero el pequeño niño era inocente, no se dio cuenta que las personas que lo ayudaron a escapar de aquel agujero, querían algo de vuelta. Había un montón de niños, como el pequeño chico, que no tenían ni hogar ni familia que pudiera ir por él ¡Pero algo horrible le ocurriría a esos pequeños! Sobre todo, al más guapo de ellos. Les dieron entonces a todos las mejores ropas y la mejor comida. Pero cuando todo parecía perfecto, estos hombres comenzaron a burlarse del pequeño niño y de sus amigos, le dijeron a él y a todos los pequeños que esperaban algo de placer de vuelta por haberlos salvado... Así que cada niño empezó a hacer fila, mientras que estos hombres encendían sus antorchas y juegos siniestros para poder jugar distinto con cada uno de ellos...

   Kou miró al cielo. Alyssa tapaba su boca con su manos, no se esperó ese final... Así que Kou... ¿Él era el pequeño niño a quién le había pasado todo eso?

     —¿Sabes? Hay gente en este mundo...— su ojo izquierdo soltó un destello de color rojo, como si un reflejo saliera de ellos—. Que solo encuentran belleza en las cosas rotas.

     Kou dejó de mirar el techo y la miró a ella. Estaba casi segura que si se descuidaba, una lágrima saldría de su rostro. Él soltó una risilla.

     —¿Por qué me miras así?

     —¿Cómo... Como puedes contar una historia así de terrible con tanta tranquilidad?

   Había escuchado historias de madres muertas, de asesinatos e incendios, pero no paraba de parecerle triste cuando le mencionaban algo así.

     —Bueno... Gracias a eso obtuve consecuencias buenas, conocí a Ruki, Yuma y Azusa... No fue tan malo después de todo.

   El rubio miró a otro lado, de nuevo hubo un reflejo de rojo en su ojo izquierdo. Alyssa había pensado que había visto lo mismo en la entrada, ¿Acaso su ojo...?

     —¿Eh?— preguntó acercándose a él—. ¿Qué tienes en el ojo?

     —¿En el ojo? Nada...

   Kou retrocedió en su cama, Alyssa se tiro encima de él sin rodeos, intentado ver porque su ojo brillaba de tal manera, era como si tuviera heterocromía. Su ojo era rojo como los de ella.

     —¡Me estás mintiendo!

     —¿Ah, sí? Pues tú no te tomas ninguna precaución al acercarte a mi, soy un vampiro, en cualquier momento puedo... ¡Hacerte cosquillas!

   Kou se la quito de encima y la tiró a un lado, comenzándole a hacer cosquillas por todo su cuerpo. Ella de inmediato se enderezó y se estrujó en sí misma mientras él mantenía haciéndola reír.

     —¡P-PARA!¡TE VOY A MATAR!¡PARA YAAAAAAAA!

   Kou reía ante sus súplicas, cuando veía que la respiración de la chica paró, dejó de hacerle. Había una sonrisa extensa en el rostro del de ojos claros.