#9: going quietly.

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   𝓔l vampiro dejó su habitación a la hora. Alyssa despertó después de eso, tenía el sueño ligero. Ya había estado todo el rato en la habitación, seria bueno que le diera una vuelta a la mansión antes de volver a dormir.

   Entro al baño, con intención de colocarse el pijama, se había quedado dormida con la ropa puesta, pero ¿Saldría así por la mansión? si no estuviera sola, no le vería problema. No obstante, había seis sedientos vampiros allá afuera, era mejor tomarse precauciones en cuanto a su atuendo.

   Al terminar de secar su cabello, buscó su ropa y volvió al baño a cambiarse. Al estar lista, se peino y salió.

   Para su conmoción, Ayato la esperaba sentado en su cama.

     —¿Qué haces aquí?— preguntó seria, guardando sus cosas en el armario.

     —Quería ver cómo estabas.

     —Estoy bien. Puedes irte.

   Alyssa aún seguía rencorosa por lo de la última vez, y lo evitaba a toda costa.

     —¿Seguirás evitándome?— preguntó el pelirrojo cansado.

     —Cuanta eternidad sea necesario.

     —Vamos, Aly, no seas así, mírame.

   La pelinegra recorría la habitación, suspiró, volteó a ver a Ayato quien se había transportado centímetros frente suyo.

     —¿Aly?¿Quién te dio el permiso de llamarme así?

   "Así me llamaba mi padre" pensó.

     —Sabes que no puedes evitarme por toda la eternidad...— Ayato suspiró, era la primera vez que "trataba" así con una chica. La agarró de la cintura y la apretó a sí.

     —¿Qué no? Mira cómo lo hago.

   Alyssa volvió a irse, pero a organizar otras cosas. Quería irse pero no quería que Ayato supiera que era lo que haría.

     —¿Qué puede hacer Ore-sama para ganarse tu perdón entonces?— replicó con el ceño fruncido, las ideas se le agotaban. La intentó besar, no funcionó, le dio espacio, tampoco funcionó, no sabía que hacer.

     —Mmm... Déjame pensarlo ¿Alejarse?

     —No, no me alejaré— suspiró, estaba cansado de pensar en la pelea que tuvo... Y en el beso—. ¿Sabes que? Me alejaré solo si dices que no sentiste nada en ese beso.

   Alyssa se detuvo. Había sido un punto a favor. Lo miró.

     —Vamos, dilo y me voy.

   Tenía tantas ganas de gritarle: "NO SENTÍ NADA" pero las palabras no salían de su boca: mentiría; sabe que muy en el fondo, que le encantó. Que le empezaba a gustar Ayato un poco.

     —¿Lo ves? No puedes evitarme— Ayato volvió a caminar hasta ella—. No sabes lo mucho que te extraño, Alyssa. Ya pasó una semana, creo que es suficiente castigo.

   Se acercó a ella, pero esta vez con intenciones diferentes de morderla, más bien, la abrazó.

   ¿En que mundo Su Majestad abrazaría a alguien? Estaba mal.

      —Alyssa, eres totalmente mi tipo...

   Pero, en aquel momento, Ayato la tomó de sus hombros y se alejó. Había olido algo raro en ella.

     —¿Por qué hueles así?— preguntó con el ceño fruncido.

   Oh por Dracula, la descubrió.

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