#21: the Mukami family.

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   𝓐l siguiente día, Alyssa volvió a despertar, esta vez, más tarde que nunca. Faltaban tan solo 10 minutos. Oups, se quedó demasiado tiempo escribiendo y ahora tenía demasiado sueño.

     —Alyssa, arriba. Faltan diez minutos.

     —Papá, déjame, estoy hablando con mamá...— susurró la chica con la boca llena de babas, seguía estancada en el sueño.

   Reiji suspiró de manera divertida, esta chica era demasiado infantil para él.

     —Alyssa, despierta— Reiji la sacudió de su brazo algo apenado, era la primera vez que despertaba a una mujer. Yui se levantaba con solo hablarle.

     —No... Ella me ama... Ella...

   Los ojos ruby de ella se abrieron, pero se mostraban triste. Volvió a cerrarlos para sentarse y estirarse para mirar a Reiji.

     —¿Reiji?¿Qué ocurre?

     —Llevo tiempo intentándola despertar— murmuró fingiendo que estaba enojado—. De repente comenzaste a hablar de tus padres.

     —¿Qué hora es?

     —Faltan 10 para las siete. Muévete.

   Alyssa se quitó las sabanas de encima con velocidad, comenzando a transportarse por todos lados. Cuando ya tenia casi todo listo, le pediría a Reiji que se fuera.

     —Reiji-san ¿Podrías retirarte? Me voy a bañar.

     —Por supuesto. Por cierto ¿Escuchaste algo anoche?

     —¿Por qué lo dices? No, no escuche nada.

     —Se ha perdido un libro de una estantería. Si ves algo sospechoso, cuéntamelo por favor.

   La chica dudó en decírselo, más bien, no se lo diría, luego podría tomarla por ladrona. Solo quería saber que decía allí.

     —Claro.

     —Te espero en la limusina. No te demores.

     —Oi, Reiji-san— le llamó antes de que se fuera, le había surgido una duda—. ¿Por qué te gusta tanto seguir las reglas?

     —Las reglas rigen este mundo, Alyssa. Sin ellas todo sería un caos. Es mucho más simple seguirlas para conseguir una sociedad utópica. Pero...— sonrió—. A veces pueden romperse.

   No obstante, tocaron la puerta de tres fuertes golpes.

     —Oi, Alyssa, muévete de una vez, no hay tiempo— manifestó la voz del albino al otro lado de la madera—. Si quieres puedo ayudarte.

     —No, gracias, ya salgo Subaru.

   Los dos dentro de la habitación escucharon como se fue. Reiji acomodó sus gafas y sus guantes.

     —Me voy. Te dejo vestirte.

   El peli gris salió de la habitación, rápidamente Alyssa se bañó, se colocó su uniforme y se peinó el pelo en un despelucado moño alto. Agarró su mochila y salió de allí rápidamente.

   Se metió y cerró, quedando al lado de Ayato, quien estaba a la izquierda de Yui.

   La limusina arrancó. Esta vez, se colocó los audífonos y comenzó a escuchar The 7th Sense de NCT. Mientras que miraba por la ventana, Ayato pasó su brazo por detrás de sus hombros.

     —¿Qué escuchas, linda?— le susurró en el oído. Aún así, todos lo escucharon y se sorprendieron un poco como la trataba. Diferente.

   Le quito el audífono de su lado izquierdo, comenzando a oír también la misma canción. Nadie habló el resto de camino, y, como siempre, bebió su zumo.

   Llegaron y se bajaron. Kanato, Ayato y ella comenzaron a hablar antes de que la clase empezara, hablando de cualquier cosa o burla que se les pasaba por la mente.

   La clase pasó. Esta vez ella estuvo más callada que en las anteriores. Recogía sus cosas mientras escuchaba a las amigas de Yui hablar.

     —¿Vienes Alyssa-san?— preguntó Rukia, Alyssa negó.

     —No, me voy con Ayato. Gracias.— mintió, ellas aceptaron despidiéndose con una, "¡Adiós!"

   Agarró sus cosas y se fue al lugar de ayer. Ayato había ido a la cafetería primero, por lo que quizá no la buscaría. Se sentó en la misma banca, agarró el libro que había "prestado sin permiso". A los segundos, como si de un acosador se tratase, apareció Kou con una sonrisa.

     —¡Ali-chan, sabía que estarías aquí!— sonrió saludándola. Ella escondió el libro por reflejo.

     —H-Hola Kou— sonrió—. ¿Me buscabas?

     —Claro. Me gustaría presentarte a mis hermanos ¿Vienes?

     —¿Está bien..?.— hablo algo extrañada ¿Quién se le ocurría presentarle a su familia de un día para otro?

     —Pero antes...

   Alyssa se levantó, quedando relativamente cerca de Kou, él se inclinó para acercarse su oído y susurrar.

      —Tienes que contarme más de tu semi vampiresa raza...— sonrió guiñándole uno de sus océanos ojos.

     —¿Cómo...?

     —Vamos.

   La jaló de su brazo y cuando menos pensaba, estaba en los jardines, debajo de una estructura para ir a clase de arte. En la sombra, habían tres chicos comiendo amigablemente. Kou se acercó a ellos animado, mientras ella le seguía desde atrás algo apenada.

     —¡Ya estoy aquí!— sonrió—. He traído a la chica de las que les hable, acércate con confianza Ali-chan.

   Eran 3 lindos chicos, todos con el uniforme arreglado a su estilo. El primero, tenía pelo verde y vendas por sus brazos, sus ojos contaban de dos colores: morados y verdes. Otro tenía cabello castaño claro, largo hasta los hombros, pero recogido de manera que no se le notaba tan abundante. Era demasiado alto, el vampiro mas alto que había visto hasta ahora, de aproximadamente metro ochenta y cinco. El último, era el más serio y misterioso. Tenía pelo negro y ojos azules, además de una gargantilla que le quedaba bien.

     —Hola...

     —Eva...— susurraron los tres chicos a la vez, en voz bastante baja, con ojos bien abiertos.

     —¿Eh?— preguntó sin entenderles.

     —Discúlpanos. Me llamo Ruki, un gusto.

   El chico pelinegro se levantó para besarle la mano. Ella se sintió muy extraña, eso había sido quizá demasiado...

     —Yo soy Yuma— dijo el castaño con ello largo, mirándola.

     —Mi... nombre.. Es Azusa— el peli verde le sonrió sin cerrar los ojos.

     —Ya que nos conoces a todos ¿Qué tal si te quedas el resto de recreo?— habló Kou sonriéndole, como si se lo estuviera rogando con los ojos.

     —Vale, vale— rió Alyssa al ver su entusiasmo.

   La pasaron de manera divertida, Alyssa nunca pensó que se divertiría tanto con ese cuarteto, eran graciosos, era cómodo, y peleaban por cualquier cosa. Era una familia completamente diferente comparada con los Sakamaki, quienes muy de vez en cuando se comunicaban.

   Coger lazos de amistad con ellos había sido fácil, no tardó mucho en agarrar confianza con Ruki, no entendía porqué, pero estar con él le transmitía —al igual que Shuu— un sentimiento de familiaridad, como si se hubieran conocido en otra vida. Por el contrario, Yuma era alguien muy divertido e impulsivo, quien la hacía reír con facilidad; Azusa, a su modo, le transmitía compasión y ternura, y por su puesto, Kou era el alma de la fiesta.

   Quien diría que los Mukami se convertirían en personas tan importantes para ella.

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