#3: caching your gaze.

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     —¿𝓠ué crees que estás haciendo, eh?— preguntó Ayato furioso, empujó a su hermano y agarró a Alyssa de la muñeca empujándola contra la cama—. Me voy un segundo y ya la sigues cual buitre.

     —¡Ayato!— Alyssa frunció el ceño y acarició sus muñecas, le había dolido.

     —Podemos disfrutar los tres juntos Ayato-kun, no seas egoísta—habló meloso Laito, acercándose a ambos.

     —No pienso compartir nada contigo, vete.

     —¿Eh? ¿Por qué estás serio de repente?¿Acaso ya te gusta o qué?— devolvió Laito recogiendo su sombrero que se había caído y mirando a Ayato a la cara—. ¿Tan rápido? Se supone que el precoz soy yo.

     —¡Te dije que te fueras!

     —¡Ayato!¡Cálmate! Solo estábamos bailando ¿Qué te pasa?— ella se metió en medio de la pelea.

   Laito y Ayato se miraron fijamente, como si estuvieran estuvieran a punto de arrancarse los ojos el uno al otro.

     — Bah, olvídalo no vale la pena. Siempre te quieres quedar con todo, todo el tiempo. Que fastidio— comentó Laito antes de desaparecer.

   Ayato dio media vuelta, soltó un gran suspiro y se sentó en la recamara de la chica, viéndola.

     —¿Y bien?¿Qué haces aquí?— preguntó Alyssa, claramente molesta por la intrusión y la pelea.

     —No puedo creer que te dejo unos minutos y ya alguien está encima de ti— miró a través de la ventana—. Mis hermanos no cambian.

   Alyssa estaría mintiendo si dijera que eso no le dio un giro a su estómago. Ayato apretaba su agarre contra la cama con fuerza. Tenía claramente algo de impotencia.

     —Mira, Ayato. Sé a que te refieres, tienes sed de sangre y...

     —No menciones esa palabra— la interrumpió— Y es mejor que te tomes esa poción ya mismo si no quieres que succione todo tu sistema circulatorio ahora mismo.

   Abrió los ojos asombrada, es cierto, su olor agridulce estaba alrededor de todo el cuarto y estaba llenando todo el ambiente del mismo. Ella se dio media vuelta, no obstante, en aquel momento, Ayato jaló de su mano, contra él, tirándola de la cama mientras que él agarraba de sus muñecas y se hacía encima.

     —¿Cómo... Cómo es que hueles tan exquisitamente delicioso? Ni si quiera la sangre de Chichinashi huele así...

   Ayato se acercó a su cuello y la lamió de una manera atrevida, pasaba su olfato por todo su cuerpo, respirando en sus oídos y bajando por su pecho.

   Alyssa mentiría si dijera que eso no le gustó, ¡Pero era un atrevido! Ella remordió sus labios con una clara excitación y rabia acumulada. Pensó que quizá debía darle una patada en los huevos a ver si aprendía a respetarla un poco.

     —Ayato. Basta, déjame.

   Él siguió bajando su lengua por su clavícula, tenía tantas ganas de clavar los colmillos...

      —Te ves tan deliciosa...

   La fuerza de una vampiresa no era igual a la de un vampiro ¿Injusto, no? Sin embargo, si había algo que los podía cambiar.

      —Lastima que Ore-sama no pueda probarla.

   El Sakamaki se fascinó ante aquel "Ore-sama", estaba a punto de clavar los colmillos en ese momento, pese a eso, la chica aprovechó el descuido para lanzarlo al piso con una patada.

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