#10: sweeties.

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𝐀𝐲𝐚𝐭𝐨'𝐬 𝐩𝐨𝐢𝐧𝐭 𝐨𝐟 𝐯𝐢𝐞𝐰.

   𝓜aldición ¿Cómo pude perder otra vez contra Shuu? Lo odio a muerte, maldito bastardo... Siempre me gana en todo, primero con Chichinashi y ahora Alyssa, por fin me siento determinado en algo y ahora me pasan este montón de estupideces.

   Además ¿Por qué le sonríe como si en serio fuese suya? Tsk, maldito engreído...¿Cómo podría seguirla tras tan atroz derrota? Soy un perdedor bueno para nada...

   Me fui de la sala de juegos a mi habitación, quería visitarla, quería verla, quería dormir con ella, pero...  Agarré una de las almohadas de mi habitación y la tiré lejos ¡Maldita sea cállense!

   Tenía demasiada rabia. Agh, la nueva me tenía pensando en ella todo el rato, que fastidio, ¿Qué tiene de diferente? Tan solo es una novia más con un sabor exquisito y una mirada linda...¿Qué podría hacer para distraerme un poco?

   Ni si quiera sé porqué pregunté si la respuesta era obvia.

   —Chichinashi, dame de tu sangre.

   Cuando aparecí en su habitación, parecía estar hablando con Subaru, más bien, estaba a punto de ser devorada por Subaru.

     —¿Ah? ¿Ayato?¿Qué haces aquí?— preguntó el albino mirándome con el ceño fruncido sin dejar de tocar a Yui.

     —¿Estás sordo? Vengo a alimentarme.

     —Ya me lo imaginaba, ¿Te cansaste de perseguir a la otra?— Subaru se levantó y la dejó en paz.

   Aquel comentario me hirvió tanto la sangre que cogí una lámpara y se la tiré. Para cuando iba a colisionar con él era tarde, se había teletransportado a otro lado. El sonido de la lámpara chocar con la pared sonó tan fuerte por toda la casa que quizá desperté a alguien.

      —¡AH! ¿Ayato-kun qué haces? Subaru-kun...

   Él ya se había ido. Me tiré a la cama cual animal, cogí sus muñecas y me acerqué a ella.

     —Ven aquí.

     —Ayato-kun, estoy muy cansada...

     —No me importa tu opinión, solo cállate.

   Comencé plantando mis colmillos en su cuello, su sangre era demasiado dulce, era muy deliciosa, pero no podía evitar pensar en ella.

  También la había acorralado de la misma manera.

     —¿Ayato-kun?

   Deje de succionar la sangre de Yui, tengo un revuelco de pensamientos y Chichinashi no los resuelve.

     —¿Estás bien, ¿Ayato-kun? Estás actuando raro estos días...

   La miré de nuevo, se veía tan indefensa...

     —¿A qué te refieres?

     —Estas actuando diferente... Pues, ya casi no vienes a ya sabes... Molestarme.

   Reí secamente. Me pase la lengua por la boca y apreté la mandíbula. Claro, tenía que ser un complot. Ahora hasta esta humana estúpida estaba tirándome indirectas a mi. Tomé de su muñeca tan fuertemente que alcancé a alzarla solo con ese toque fuerte. 

     —¿Acaso esto es lo que quieres?¿Quieres que succione toda tu sangre hasta que te desmayes, Chichinashi?

     —A-Ayato-kun, basta...— ella miró a otro lado, dolida por mi agarre.

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