#18: sleepover after screaming.

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   𝓛aito estaba acostado en su cama como si fuera suya, llevaba una sonrisa coqueta, como siempre.

     —Kitten-chan ¿Sabes que me dejaste esperando?

     —Laito, quiero que salgas ahora mismo. No me encuentro bien.

   No sentía ánimos para echárselo todo en cara y que toda la mansión terminara por descubrirlo, y mucho menos quería pelear con él, solo tenía ganas de acostarse en la cama y soñar de la manera mas placentera que existiera, justo antes de que explotara y se largara de esa casa.

     —¿Eh?¿Qué pasa?¿Por qué esa cara?— Laito se acomodó sentándose para levantarse e ir hasta ella.

     —Quiero que te vayas.

     —¿Qué te pasa ahora Kitten-chan?

     —Mira, no tengo porqué darte explicaciones, sólo sé que si no me tiro en esa cama en este momento para dormir, seguramente terminaré matando a alguien, y nadie quiere eso ¿Verdad?— lo miro a sus ojos verdes, frunciendo el ceño y sin una pizca de ironía.

     —Entonces sería todo un honor para mi que me asesinaras, Alyssa-chan— sonrió cerrando los ojos y haciéndose el desarmado, como si ella fuera a atacarle y matarlo.

     —No estoy de bromas Laito, lo digo en serio.

     —Yo también voy en serio, Alyssa— abrió sus ojos esmeraldas de nuevo—. ¿Qué acaso no sabes que matar a un vampiro es la más pura confesión de amor de todas?

   Alyssa lo miro sorprendida ¿en serio? Nunca había escuchado de algo como eso en su familia.

Ahora.. Ahora algunas cosas recobraban sentido...

     —Si me mataras en este momento, obviamente aceptaría tu amor hacia mi— susurró Laito, para que sólo ambos escuchasen—. Que ames a alguien tan profunda y desesperadamente que termines por sentir que lo odias, es la más pura confesión, Alyssa.

   Ella no podía responder, aún ataba cabos sueltos en la historia de su pasado.

     —Después de todo, tú y yo somos más iguales que diferentes, Kitten-chan—Laito la hizo retroceder hasta la puerta, en donde agarró cada extremo de sus manos— En este momento, tu sangre y tu presencia me están hablando...

     —Laito, suéltame de una vez.

     —Ah...Kitten-chan, deja de negarlo, sabes que tu sangre está pidiendo una porción de mi...

     —No es cierto, en serio, suéltame...

     —No te preocupes, no seas tímida, puedes gritarlo si deseas, puedes deshacerte en suplicas sobre cuánto me amas...— susurraba en su oído, cada vez más ronco—. Aquí no hay Dios, no tienes porque seguir reglas, no tienes que suprimir tus verdaderas ansias de mi...

   Laito comenzó a lamer su cuello, y esa fue la gota que quebró el vaso.

     —¡SUÉLTAME DIJE!

  Alyssa gritó durísimo y empujó a Laito fuertemente provocando que cayera al piso. Ya no le importaba si había despertado a los demás o qué, que chingara su madre.

   Pero la expresión de la joven cambio radicalmente, sus ojos brillaban, tenían un color escarlata tan rojizo como el de una hermosa joya. Además, mostraba sus colmillos, y su rostro no mostraba más que total angustia y desagrado.

   Laito la vio con ojos bien abiertos, era como si su fuerza se hubiera duplicado y aquellos ojos rubí solo desearan asesinar.

     —¿Alyssa?¿Estas bien?

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