#16: girlfriends.

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     —¿𝓣u poción?— preguntó Ayato con el ceño fruncido—. No tengo idea de quien haya sido, pero le debo una.

     —¡Ayato!— gritó Alyssa—. Créeme que eres el primero del que tengo sospechas.

     —Oi, oi, relajate, Ore-sama no tomó nada de tu cuarto, aunque todas las cosas que hallan allí sean de su pertenencia.

   Alyssa suspiró. Ni siquiera tenía ganas de refutar.

     —Supongamos que no fue Ayato, en ese caso, ¿Quién de ustedes interrumpió en mi cuarto?

   La pelinegra miró a todos lados, todos se hacían los tontos.

     —Venga ya, lo que me faltaba, que los ratones les comieran la lengua a todos.

     —Por mi parte no he agarrado nada— declaró el albino—. Ni si quiera sé cuál es tu habitación.

     —Yo tampoco he agarrado nada sin su permiso— comentó Reiji, educado como siempre—. Incluso la ayude a realizar otra.

     —¿Qué? ¿Por qué me miran a mi?— preguntó Laito al notar que las miradas recaían en sí—. Yo no he cogido nada. Es cierto que amo el olor que emana de ella, ahora cuando no se la había tomado olía tan exquisito...

     —No suenas para nada creíble— opinó Ayato frundiendo el ceño.

     —¿Shuu?— preguntó Alyssa mirando a su lado.

     —Sabes que no tienes porqué desconfiar de mi. Solo he ido a tu cuarto a descansar.

     —¡Teddy y yo no agarramos nada! No entiendo porqué nos acusan de eso.

   Si no había sido ninguno de los chicos... Entonces...

     —Yui— habló con claridad, mirando a la chica que se fijaba en sus pies—. ¿Tú la agarraste?

     —N-No la tengo.

   "Ay cariño, como si no supiera que mientes" pensó la chica. Yui se veía más nerviosa que el resto, sudando, evitando conectar miradas y gesticulando poco sus brazos.

     —¿Por qué tan nerviosa, Chichinashi?— sonrió Ayato, mirándola—. ¿Eres tú quien la tiene?

     —¡N-No! Yo no sería capaz de agarrar nada de la habitación de Alyssa-san.

     —Bueno, doy por cerrado el tema— suspiró Alyssa—. Solo les aconsejo que la devuelvan antes de que encuentre al culpable. Gracias.

   Todos se levantaron de la mesa. Al fin y al cabo, terminaron de comer y se iban.

     —Ayato— llamó la chica antes de que él se retirara.

     —¿Eh?

     —Ayúdame un momento.

   El pelirrojo se acercó dudoso. Ella sin preguntar, pasó su brazo por su hombro y comenzó a ajustar su zapato. Lo usaba de soporte.

     —¿Ya?— preguntó colocando su mano en su cintura para evitar que cayera.

     —Sí, ya está— sonrió—. Gracias.

     —Me preguntaba si...
  
   Los dos rieron/sonrieron tenuemente al darse cuenta que habían dicho lo mismo a la vez. Las cosas se calmaron entre ambos con el tiempo.

     —¡Alyssa-san!— gritó de repente Kanato. Ayato y ella se separaron.

     —Dime— respondió dulce, pero recordó un poco lo que había ocurrido en el cementerio y tragó saliva.

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