24.- La llamada

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Taehyung sucumbió al abrazo del moreno, como sucumbe el día a la noche, el invierno a la primavera, la lluvia al sol.

Sucumbió lentamente y con placer al abrazo cálido, a la caricia suave, a los susurros tiernos, a los ojos negros soñadores que le miraban con amor. Porque sí, Taehyung pudo ver en cada gesto de Jungkook hacia él un amor sereno y concienzudo, más cercano a un amor adulto que al que podrían aspirar dos jóvenes como ellos. Pero, Taehyung también sabía que la pasión y el desenfreno no eran propios del carácter de Jungkook, por muy joven que fuese, sin embargo también estaba seguro que Jungkook canalizaba sus pasiones de otras maneras.

Sabía que el moreno era un joven alegre y cariñoso, activo y creativo... Lo sabía porque en el tiempo que estuvo recuperándose se dedicó a hurtadillas a observarle y a descubrir cada una de las facetas del carácter del chico. Lo vio siempre dispuesto, atento, animado incluso cuando debió estar enfadado, incluso manteniendo su entereza cuando parecía realmente triste.

Toda esa energía vital había hecho a Taehyung admirar a Jungkook, aunque jamás pensó admitirlo.

Y ahora, rendido entre sus brazos, nuevamente el sentimiento de profunda admiración le embargaba, pero ¿Qué podía ofrecer él a Jungkook que no fuesen problemas? ¿Cómo podría él esperar que Jungkook le acompañase en este camino de vida tan tortuoso?

Jungkook en tanto acariciaba con mimo el cabello de Taehyung, recreándose en el roce, disfrutándolo a conciencia cada una de las sensaciones que provocaba la cercanía del rubio en él, y que lo tenían extasiado. Todo su cuerpo, cada fragmento de su mente, cada latido de su corazón, le gritaban que era la persona indicada para él. ¿Qué si estaba enfermo? ¿Acaso no merecía amor solo por eso? ¿Acaso él mismo no había llegado a esconderse en esas latitudes enfermo también? Jimin le había precavido, le había dicho que cuidase sus espaldas en cuanto a Taehyung porque podría salir terriblemente dañado. Su propia madre le había advertido cuidado con este enamoramiento "sopesar los pro y los contra" ¿Acaso él podía hacer aquello teniendo a Taehyung entre sus brazos, sintiendo su calor y cada onza de su cuerpo como si fuese el propio? ¿Era eso algo que se pudiese sopesar? Taehyung era un riesgo incluso si sus personalidades no existiesen, el mismo riesgo al que podría enfrentarse con cualquier persona con la que quisiera llegar a algo más, y Jungkook pese a las corrientes oscuras quería arriesgarse. Si Taehyung se lo permitía él quería acompañarle en sus vicisitudes, quería acompañarle en esta batalla y llegar ambos a dónde sea que les llevase, pero juntos.

Tiró de él con suavidad hacía el sofá grande, pues empezaba a sentir su cuerpo frío y aunque Taehyung ofreció algo de resistencia, terminó dejándose guiar.

Déjame continuar abrazándote. Solo deja que lo haga, por favor

Taehyung no dijo nada, pero se dejó. Jungkook lo acunó como si de un crío se tratase y Taehyung se dejó una y mil veces estrujar en el ardor del abrazo y la caricia, ya sin lágrimas, apenas suspirando profundamente de vez en cuando, dejando a su cuerpo gozar de la paz que el moreno le daba, hasta que se durmió.

Despertaron juntos de madrugada y una tierna sonrisa rompió las defensas de Taehyung que no pudo más que responder con otra sonrisa ― Se está poniendo frío aquí... Te llevaré a la habitación

Jungkook no quería separarse de Taehyung, pero temía que terminase resfriándose si se quedaba una noche más en el salón. Ni siquiera pensó en él ni en los escalofríos que sentía de vez en cuando.

No es necesario que me lleves, yo puedo caminar ― Jungkook asintió sin decir nada. Soltó el abrazo lentamente y liberó al rubio que se incorporó despacio.

Jungkook se quedó estático, sintiendo el frío del abandono, observando las pocas brasas que aun brillaban enrojecidas en la chimenea.

Taehyung caminó unos pocos pasos y se detuvo a mirar a Jungkook. Sintió su pecho estrujarse ante la mirada perdida del moreno ― Jungkook ― Le llamó. El aludido volteó la mirada, clavándola en los ojos del rubio, pidiendo un poco de ternura como si fuese una limosna ― Vamos ― Fue casi una súplica y Jungkook la escuchó como si fuese ambrosía para su corazón ― ¿Estás seguro? ― Taehyung ladeó su cabeza levantando una ceja ― ¿No hacemos esto a diario? ― Claro que lo hacían. Jungkook se levantó rápidamente y en un par de pasos estuvo al lado de Taehyung abrazándolo cariñoso ― Así es. Lo hacemos a diario

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