25.- Ser tuyo, hacerte mío

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La mano de Jungkook recorriendo su vientre cuesta abajo, llegando al umbral de su cordura, y su cuerpo esperando impaciente, nervioso, necesitado de ese toque.

Se había quedado a la deriva entre los brazos del moreno, permitiendo que este explorase todos sus rincones, incluso aquello que tantas veces sintió prohibido a una mano masculina que no fuese la propia.

Taehyung pensó con miedo, que tendría que esforzarse por acallar sus pensamientos, por echar atrás todos aquellos años de cuestionamientos y de maltrato mental. Pensó con miedo, que incluso en la calidez que encontraba en los brazos de Jungkook, sería una batalla luchar contra sí mismo y todos sus monstruos, pero estaba equivocado.

Caer en el abrazo del moreno fue el principio de un rescate, el inicio de un viaje hacia lugares maravillosos en que su mente solo podía pensar en placer y en Jungkook a partes iguales, cada uno como un sinónimo de felicidad.

Taehyung estaba siendo acariciado por Jungkook íntimamente y simplemente era feliz.

Jungkook vio el rostro del rubio en un gesto de placer enloquecedor y algo gatilló muy profundo dentro de él.

Lo deseaba tanto.

Ese fue el principio de un consentimiento mutuo para desatar su euforia, su deseo, su propio placer.

Hasta el momento era cuidadoso, con los besos, las caricias, las palabras, pero ese gesto desató la locura. Lo deseaba tanto y de tantas maneras. Lo deseaba lujuriosamente pero también venerablemente. Quería meterse en él, penetrarlo y doblegarlo a sus instintos, pero también quería fundirse más allá de su piel, introducirse en mente, en su corazón, marcar y dejar una huella indeleble en cada uno de sus sentidos. Ser tuyo, hacerte mío.

Taehyung dobló su cuerpo estremecido al sentir el primer roce de los dedos de Jungkook sobre su miembro excitado. Estaba endurecido, ahora más aún. Y una corriente que provenía directamente de ese roce le arrastraba a más. Taehyung quería más roce, más caricia, más de ese flujo placentero que lo perdía. Gimió. Justo después sintió la mano de Jungkook apretarse en su pene erecto y acariciar firme de arriba abajo, mientras no dejaba de besarle.

Correcto. Todo eso era correcto, pero insuficiente. La marea que nacía en el pecho de Taehyung y que le inundaba con oleadas de respiración entre cortada mientras no sabía en donde posar su atención, si a la boca de Jungkook que le succionaba feroz o a su mano que se movía rítmicamente por toda la extensión de su miembro. Entre respiraciones, gemía nuevamente y escuchaba los gemidos de Jungkook  al lado de su oreja. Necesita abrazarle, necesitaba anclarse a Jungkook, esconderse en él, fundirse en él, mantener estos instantes gloriosos eternamente.

― Taehyung… Taehyung ― La voz de Jungkook un poco más lejana, más fundida en su piel, moviéndose hacia su pecho, jugando con sus pezones, enredándose de vuelta en su cuello, vagando en sus brazos… mesclada con jugosos besos, con delicadas caricias, mientras su cuerpo seguía estremeciéndose cada vez más ardiente  y necesitado.

De pronto nuevamente a la deriva… Ya no sentía el calor de Jungkook.

Abrió los ojos desesperado, incorporándose en sus codos, para encontrarse con el moreno justo entre sus piernas, observándole con esa mirada oscura y brillante ― Yo… quiero… ― Le dijo con voz ronca y entrecortada ― Taehyung se relamió los labios, cerrando los ojos, volviendo a posar su cuerpo sobre la cama, esperando.

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