La noche más triste de todas

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En el camino de vuelta, Thom le explicó a Jonny todo lo que Rachel le había dicho: sobre como su tratamiento no estaba funcionando y sobre como Rachel estaba resignada.

—Pero hay otras opciones, ¿No?— preguntó Thom aún con lagrimas en los ojos.— ¿O no Jonny?

Pero el psicólogo no supo que decir...

Al parase en una luz roja, Jonny suspiro y se limitó a ver a Thom con una cara triste y preocupada, el señor Yorke comprendió el mensaje y apartó la vista. Los ojos del hombre brillaban mas cuando estaban húmedos, pero estaban dispuestos a mirar hacia adelante.

Jonny, por otra parte, se concentró en el camino. De un momento a otro, comenzó a llover y el aire se sentía mas frío y solitario; el psicólogo estaba impresionado de como a pesar de que el señor Yorke tuviera miedo a los autos, el se veía totalmente tranquilo.

—Al menos Rachel tuvo la oportunidad de decircelo, señor Yorke.— dijo Jonny.—Quien sabe que hubiera pasado si no hubiéramos venido.

—Si...— La voz de Thom se cortó al tratar de decir esa simple palabra, de repente su delicada voz, tan despreocupada y feliz se tornó gris y seca.— Gracias...

—¿Por qué?—preguntó Jonny activando el limpiaparabrisas.

—No lo sé.—Contestó Thom.—¿Por todo?, la verdad es que estos momentos habrían sido mas difíciles si estuviera solo... en casa..

Jonny se limitó a dar una pequeña sonrisa.

—Todo va a mejorar, Thom.— dijo suavemente.— Todo va a estar bien...

Pero ambos sabían que no iba a ser así.

—Antes de regresar quisiera pasar al supermercado a comprar algo para cenar.— agregó Jonny. Thom asintió.

El resto del camino ninguno de los dos dijo algo, tan solo se limitaban a ver al frente, observando la ciudad que se acobijaba bajo la lluvia. 

Cuando llegaron al supermercado, Jonny bajó del auto y con la capucha de su sudadera se cubrió la cabeza y así evitar mojarse. Al entrar fue directamente al departamento de abarrotes para encontrar algo rápido de preparar. 

Para Jonny, el ir de comprar era un tanto interesante, pues podía observar gente de todo tipo: niños llorando porque sus padres no les compran una golosina, mujeres que van y vienen solas por su despensa, hombres que no saben a donde van, adolescentes que solo van ahí porque la que atiende la farmacia les parece linda... En fin, de todo. Pero no era como en cualquier otro lugar en donde se acumula mucha gente, en el supermercado todos pretenden ocultar quienes son y nadie se da cuenta de ello, cuando entras de lleno, te das cuenta que todos ahí van por una razón y al final, todos deberán marcharse, porque el lugar no te permite hacer algo más. Así es la vida.

Jonny se encontraba frente un estante con miles de cosas, observando bien que podría llevar, pronto, su mano derecha se alzó para alcanzar un envase de ramen instantáneo. No sería lo mas nutritivo, pero funcionaba para dos hombres que no tenían nada, mas que la compañía del otro. Jonny tomó dos envases del mismo sabor y se dirigió a la caja a pagar. Por un momento le sorprendió que hubiera mucha gente haciendo fila, pero al notar que solo habían tres cajas en servicio, dejó de parecerse extraño.

Mientras esperaba en la fila, el psicólogo se preguntó si estuvo bien dejar a Thom solo en el auto; Se preguntó que estaría haciendo, tal vez estaba llorando ahora que nadie los estaba viendo y la gente que pasaba en el estacionamiento no lo vería debido a la lluvia. Jonny se sentía mal por el, pero desgraciadamente, no había mucho que hacer, sabía que Rachel no se podría recuperar si sus quimioterapias no estaban funcionando como debían, también sabía que existían otras métodos, pero lo dudó, ¿Funcionarían?, ¿O acaso estaba perdiendo la fe demasiado rápido?, pensaba que sí, pero también pensó que los psicólogos son así, fríos. Esto para evitar corromperse ante cualquier situación.

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