Olvídame

Capítulo 13- Mi primera vez

Ya han pasado varias semanas desde que estamos en el hotel. Kai y Zulay están mucho mejor aunque Kai sigue un poco débil. Pasamos los días lo mejor que podemos con la comida y ropa que J o yo traemos, estamos esperando a que se recuperen un poco más para intentar volver a reunir las Piedras Primarias, no puedo creer que todo el esfuerzo de estos meses desapareciera en un solo segundo y no puedo evitar sentirme culpable.

-¡AAAAAHHH!- oigo un grito desgarrador, viene de la habitación de J. Se me ha olvidado mencionarlo, como la primera planta del hotel está en muy buen estado (las otras están en ruinas) hora cada uno tenemos una habitación con cama y numerosas mantas.

Salgo de la habitación descalza y envuelta en una manta marrón. Camino hacia la izquierda y abro la puerta, al entrar J está llorando en el sofá apoyada en el hombro derecho de Kai. Zulay aparece detrás de mí.

-¿Otra pesadilla?- pregunto y tapo mi boca para bostezar. J asiente. -Vale, chicos iros a dormir yo me encargo de esto- ambos salen de la habitación y con qué rapidez, dispuestos a seguir durmiendo. Me siento a su lado en el sofá.

-Tía, otra pesadilla en la que muero a manos de los Flaps de las Sombras- me dice secando sus lágrimas. -Ya estoy asustándome, con ésta son doce noche seguidas-

-J, lo pasamos muy mal en la central, es normal que ahora tengas pesadillas con eso, créeme todos las hemos tenido, déjalo estar y no le des más vueltas alguna noche ya no tendrás más-

-Ya pero... ¿y si significan algo?- ¿he oído bien? Lo de dormir poco le ha tenido que afectar porque viniendo de Kai lo entendería pero de J ¡por favor!

-Me tomas el pelo ¿no? Ambas somos chicas de ciencia, los sueños no son reales y punto-

-Más concretamente representan manifestaciones de fuerzas psíquicas que durante la vigilia se hallan impedidas de desplegarse libremente- salta Sici que se encuentra encima de la almohada, algún día me matará de un susto.

-No tengo ni idea de lo que has dicho pero ¿lo ves, J? No tienes de qué tener miedo- asiente poca gana pero me vale que tengo mucho sueño. -Ahora vete a dormir-

-Quédate, por favor-

Genial, toca noche en el sofá pero ¿qué le voy a decir? Que no porque quiero dormir en una cama, no solo sería egoísta por mi parte, también estaría olvidándome de todas las veces que me ha ayudado ella.

J se vuelve a la cama y yo me tumbo en el duro sofá envuelta en la manta.

A la mañana siguiente cuando me despierto J ya no está, mierda ojalá me hubiera despertado antes, así le habría dicho que si hoy quería que la acompañara a por comida. Bueno, qué le voy a hacer. Me levanto del sofá, tengo el cuerpo algo entumecido de dormir encogida. Me coloco bien los vaqueros, la camiseta y el pelo mirándome en un trozo de espejo que aún queda en el baño. Y donde también veo reflejado el corte que me hizo Zulay, no puedo evitar que el corazón se me dispare. Luego, con cuidado retiro la gasa de la nariz, ya solo queda un pequeño moratón aunque todavía me duele un poco.

Salgo de la habitación de J y voy a la de Kai, quiero saber cómo está. Voy despacio a pesar de ir descalza porque el suelo cruje bastante y no quiero hacer mucho ruido. Abro la puerta y veo a Kai, está sobando, abrazado a la almohada y completamente despatarrado, "pos" na' no voy a despertarle. Salgo de su habitación y continuo caminando hasta la de Zulay. Está sentado sobre la cama (que más revuelta no cabe) se está anudando las deportivas.

Por unos segundos me quedo en éxtasis mirándole joder, está tan guapo con el pelo revuelto, la camiseta roja mal puesta y arrugada y el cinturón sin abrochar. El antebrazo derecho vendado y la muñeca izquierda también, son cortes de cuando arriesgo la vida por mí y el ojo izquierdo aún un poco verde de uno de los golpes, todas esas heridas le dan aspecto de héroe, mi héroe. La cara me arde, creo que me he puesto como un tomate y el corazón me late con rapidez.