Mañana será el asalto al transporte de las Piedras Primarias y la verdad tengo miedo, creo que va a tener mucha vigilancia ¿y si algo sale mal? Pero claro, tampoco podemos renunciar, acabar con Isótopo supondría el comienzo de una nueva vida, una tranquila y con libertad.
Entonces la puerta de mi habitación se abre pegándome un susto de muerte y luego respirando aliviada al ver que se trata de Zulay envuelto en una manta.
-¿Qué haces aquí?- susurro a la vez que me levanto y le paso las manos alrededor del cuello. Me abraza envolviéndome en la manta, sintiendo su calor y los latidos de su corazón que unen junto a los míos formando un rítmico sonido.
-Tenía frío- me contesta con arrogancia. "Sep" seguro, todas las noches ha estado bien y hoy precisamente ¿hace frío?
-Tendrás morro- río y tiro de él hacia la cama. Nos tumbamos uno junto al otro y le abrazo. -Mañana será el comienzo del fin- le susurro al oído.
-Sí, pronto vengaremos a todos los que hemos visto morrir-
-¿Sabes?- le miro a los ojos, espero no meter la pata con lo que voy a decir ahora. -Tu hermano... tu hermano estaría orgulloso de ti- recuerdo aquella vez poco después de que me dispararan cuando me contó su historia, recuerdo bien lo que dijo de su hermano que nunca había conocido a alguien más valiente pues yo sí, está tumbado a mi lado, abrazándome y me ha salvado más de una vez la vida. Por unos segundos deja de mirarme, le ha dolido pero se lo tenía que decir. -Tu valor es una cosa de las que más me gustan de ti- añado.
-¿Sí? ¿Y qué más?-
-Tu arrogancia, tu pelo, tus ojos, tu palabrería, tu generosidad y tu elocuencia- le beso. -¿Y de mí? ¿Qué siete cosas te gustan más?-
-Tu risa, tus labios, tus ojos, tu inteligencia, tu forma de preocuparte por los demás, tu obsesión por tener la situación bajo control y tu cabezonería- me pongo roja, yo no soy tan cabezona simplemente, tengo claro lo que quiero y no me rindo hasta conseguirlo. Vale... puede que lo sea un poco... Pero eso no es tan malo.
Después de esto ya no hablamos durante el resto de la noche, tampoco recuerdo en qué momento me quedé dormida pero sé que su presencia me relajó, con él me siento segura, puedo contar con Zulay y él conmigo. A la mañana siguiente (o más bien la madrugada) me despierto entre las caricias de Zulay. -Es la hora- me susurra al oído.
Me levanto y anudo las militares a la vez que el corazón se me va acelerando por segundos. Hay tanto en juego, la oportunidad de por fin ser felices, de vivir sin miedo y a la vez tengo tantas preguntas ¿lo conseguiremos? ¿saldremos heridos? ¿podremos acabar con Isótopo? Parte de mí cree que sí que todo saldrá bien pero tengo que reconocer que no es realista, un solo paso en falso podría acabar con todo incluyendo nuestras propias vidas y yo no puedo imaginar la vida si me falta alguno de ellos, ya he perdido a demasiados seres queridos porque yo no sé qué haría sin las interminables charlas de J, los comentarios de Sici siempre tan técnicos, el optimismo de Kai o lo más importante para mí ¿qué haría si perdiera a Zulay?
Bajamos las escaleras a la vez, esta vez somos nosotros los que tienen que esperar a J y Kai, una vez todos reunidos en el vestíbulo J le pregunta a Zulay si seguía convencido de montar en la moto, no se lo piensa dos veces y contesta con decidido "sí". Ese es plan, Zulay los debe sorprender con la moto y hacer que el furgón se estrelle contra el suelo, ahí entramos nosotros que les estaremos esperando en tierra para conseguir las Piedras Primarias. Que ¿cómo hemos conseguido una moto? Muy fácil, la energía del coche que robamos la pasamos a una moto que J y yo encontramos en buen estado, eso sí, ni idea de cómo se hace eso de la energía, Sici lo explicó pero no me enteré de na' de ese rollo tecnológico.
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Olvídame
Science FictionCelos, dudas, rabia son palabras que acaban envenenando al amor. Al mismo tiempo, la aparición de Chris, un guapo humano no hará más que terminar de clavar el puñal. Tomar las decisiones equivocadas en mi mundo siempre trae consigo las peores consec...