Capítulo 22- Inevitable

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Al atardecer llegamos a la ciudad más cercana al bosque, Zulay dice que atravesar las cuidades será mucho más rápido que rodearlas hasta llegar a Santa Ana. Ha sido un día largo de caminata y estoy muerta.

La ciudad que tuvo que ser muy ruidosa y extresante en sus tiempos ahora luce completamente devastada. Altos rascacielos reducidos a simples escombros, son tan solo las plantas más bajas las que han quedado en pie y en más de una ocasión se pueden ver las estructuras de fenio que componían la forma más básica del edificio. Cables eléctricos completamente caídos, carreteras con enormes grietas. Coches, motos,  todo tipo de vehículo volador abandonados, algunos están incluso incrustados en los edificios. No me quiero ni imaginar el miedo y el dolor por la que tuvieron que pasar esas personas que vivían aquí.

De repente, una luz cegadora seguida de un gran estruendo me saca de mis pensamientos. Sin querer pego un grito y Zulay comienza a reírse. -"Hello Kitty", lo que acabas de escuchar se llama trueno- le miro con cara de: "¿de qué vas tío?" -Trueno- repite más lentamente. -Y lo anterior fue un rayo-.

-Cállate idiota- digo algo enfadada y acelero el paso para alejarme de él, es un completo imbécil. En ese momento, delante de mí aparece un perro, un enorme perro gruñéndome. Tiene las orejas puntiagudas, la cara completamente manchada de sangre que le gotea y cae al suelo (no es suya, está claro, debe de ser de otro animal) que junto con la espuma que le sale de la boca se mezclan formando una especie de saliva rosa, el lomo es de dos colores, marrón dorado y negro; cerca del cuello un enorme arañazo muy reciente, supongo que se lo hizo el otro animal al intentar defenderse.

-Acércate a mí lenta...mente y sin perderlo de vista- me ordena Zulay ¿no te jode? Voy a acercarme al perrazo ese. Le hago caso, no puedo perderle de vista pero tampoco puedo mirarle a los ojos porque creerá que le estoy retando. Y sin venir a cuento el chucho salta para echarse encima mía, por suerte Zulay le dispara en el momento justo, solo se ha quedado en un susto. De repente, en el callejón que se encuentra a nuestra derecha oigo un maullido. Un gato anaranjado trata de abalanzarse sobre Zulay. No me lo pienso dos veces, disparo (solo quedan dos balas). -Gracias-

-Lo mismo digo- otro rayo cae.

-No me gusta como se está poniendo el cielo- a mí tampoco, se está nublando, señal de tormenta eléctrica,  no sé por qué pero en estos últimos años cada vez se han ido volviendo más frecuentes.  -Busquemos un lugar donde pasar la noche- y creo que ambos sabemos dónde va a ser.

"Of course" me refiero al centro comercial. Hasta encontrarlo estuvimos un buen rato buscándolo,  debió ser un edificio de pocas plantas porque se conserva casi intacto aunque claro, todas las cristaleras están rotas. Subimos a la segunda planta (la baja es simplemente una zona de restaurantes y fuentes con bonitas plantas de plástico, por eso se conservan tan bien. Y en la primera hay una zona de supermercado así que,  hay una peste que ni cuento) por unas escaleras dignas de una película de miedo futurista ¡hay hasta sangre en algunos escalones! No me extrañaría que nos apareciera Freddy Krugger. Nada más que al volver la vista hacia la izquierda vemos una tienda de ropa que ocupa casi toda la planta con un enorme cartel de letras rojas y estrellas azules que en su tiempo tuvo que iluminarse: "Vuelva al siglo 21", a su derecha una tienda de electrónica y otra de pelis y videojuegos. A su izquierda una máquina espendedora, una tienda de diferentes muebles también clásicos del siglo 21 y una peluquería para terminar.

La tormenta eléctrica se desata, los rayos iluminan durante breves segundos las diferentes tiendas para que luego la oscuridad vuelva a reinar.

-Te hecho una carrera, a ver quién encuentra antes la mejor pelí-

-¿Una pelí?-

-Claro, algo tendremos que hacer ¿no?- me mira con picardía. -Venga, 3,2,1 ¡ya!- comienza a correr hacia la tienda de pelís. ¡Eh! Maldito tramposo, ni siquiera había aceptado hacer esta tontería ¡pero se va a enterar porque voy a ganar yo! Comienzo a correr yo también pero me ha cogido mucha delantera además a quién quiero engañar, corre más rápido que yo. Cuando entro Zulay ya ha elegido un estante, mierda seguro que ahí están las buenas bueno, pero hay muchos más estantes donde mirar, seguro que alguna encuentro.

OlvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora