Capítulo 25- Santa Ana

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Al rato Zulay se quedó dormido así que, aprovecho la ocasión para coger la navaja que me quedé de Susy para cortarme el pelo viéndome reflejada en una pequeña porción de cristal que aún sigur formando parte de la ventana de la famarcia. Ahora lo llevo a la altura de los hombros, no recuerdo la última vez que lo lleve así de corto, creo que tendría unos seis o siete años. Me veo extraña pero al menos arregla el estropicio que me hizo. -Te queda bien, me gustan las chicas con el pelo corto- me dice Zulay al día siguiente.

-A ti te gustan todas- recalco. Simples palabras baratas, conmigo no funcionan pero... bueno, agradezco el cumplido, por lo menos no ha sido algún comentario en plan: "Eh, Hello Kitty ahora tu pelo es tan poca cosa como tú" que es lo habitual.

Tras desayunarnos las últimas chocolatinas que nos quedaban salimos para seguir el camino hasta Santa Ana, con lo que atajamos ayer ya estamos mucho más cerca o eso creo. Pero parece que hoy la suerte no nos acompaña, dos Flaps de las Sombras en motos voladoras están haciando la semanal vigilancia de las ciudades, desde hace un par de años Isótopo tuvo una de sus grandes ideas, para asegurar la eliminación por completo de aquéllos que están en su contra los soldados hacen búsquedas por la ciudad una vez a la semana (de ahí el nombre) en lo que no han pensado es que tras varias veces que lo han hecho lo sabemos y nos ocultamos en el bosque (que no lo registran por lo difícil que sería) pero hoy ese truco no nos vale. Así que, tengo otra idea, Zulay estará algo dolorido por la paliza de ayer pero lo mío no son más que algunos arañazos. Cogeré su pistola y subiré a lo alto de un edificio (la verdad es que esta ciudad está en muy buenas condiciones) donde dispararé y mataré a ambos. Zulay lo único que tendrá que hacer es coger una de las motos.

Así lo hago, subo nueve pisos corriendo del edificio más cercano que está en buen estado. Joder, para ser sincera, no había pensado que esto pudiera cansarme tanto. Jadeando (ahora va a resultar que yo también soy asmática y no lo sabía, joder comprendo por lo que tiene que pasar el pobre) disparo al picaporte de una puerta y entro en lo que debió ser un apartamento de un piso. Todos los cristales de las ventanas están rotos lo que me facilitará los tiros y evitará que los falle. Compruebo la carga de la Glock -124 y veo que la batería está baja, cuatro tiros, cinco como mucho. Este es el fallo de estas armas al no necesitar balas necesitan ser recargadas con energía eléctrica, cómo me gustaría que J siguiera con nosotros. Me acerco a una de las ventanas, apunto y disparo cuando uno de ellos está lo suficientemente cerca pero fallo el tiro. Los soldados se miran y miran a su al rededor, por suerte no saben de dónde ha venido el disparo, sacan sus armas (Glock -124) y comienza a disparar a todas las direcciones. Me agacho y me pongo las manos sobre la cabeza, justo en ese momento un rayo láser  atraviesa la ventana por la que yo había disparado dejando en la pared de en frente un enorme agujero, me alegra que eso no fuera mi cabeza.

Los disparos cesan, esta es mi oportunidad para disparar, vuelvo a apuntar (espero no fallar esta vez) lo tengo a tiro, cojo aire y lo suelto, aprieto el gatillo. Oigo un tremendo ruido, la moto ha chocado con uno de los edificios al quedar sin el control de un piloto, tras ello cae al suelo. El otro soldado comienza a mirar a su al rededor cuando he matado a su compañero no estaba lo suficientemente cerca como para verme pero ahora está a tiro así que, sin dudarlo lo mato. Su moto queda inutilazable ya que cae en picado al suelo y explota como si fuera un globo al que han pinchado con una aguja.

Al bajar encuentro a Zulay subido en la moto que hace rato que ya consiguió ponerla en pie. -Sube "Hello Kitty", nos vamos a Santa Ana- me monto y me abrazo al tronco de Zulay, quien ahoga un grito.

-No recordaba que ahí también...-

-Hazme un favor- me interrumpe. -No me lo recuerdes- pisa el acelerador algo cabreado, supongo que lo que más le duele es el orgullo.

OlvídameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora