Entrada #3

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15 de Noviembre

   Por fin paso. Los escuché. Me hablaron. Ahora mismo estoy sudando acelerada, mientras como una hamburguesa y tomo malteada de vainilla. Contestaron. No se cómo describirlo, pero ellos -quienes me tienen cautiva- por fin parecen haber aparecido. Estaba dormida, y escuche el ruido de unos pasos. Alze mi mirada, y me di cuenta que había una persona con túnica del otro lado de lo que parecía un cristal cromado frente a donde me encontraba. Se camuflajeaba muy bien con la pared, por lo que sólo pude distinguirlo por la luz que el foco de esa habitación secreta desprendía. Obviamente me asusté, pero simplemente no podía levantarme o exaltarme. Mis fuerzas estaban hasta el suelo. La persona se quedó en esa habitación durante mucho tiempo, y sólo pude notar cuando caminaba de un lado a otro. Parecía tomar nota mientras me observaba, y también parecía estar preparando algo. Juró por todo que estaba segura de que moriría. Me imaginaba a un psicópata torturándome toda la noche mientras se reía y cortaba mis extremidades. Mi mente no tenía distracciones, y estaba al borde de caer desmayada. La figura tardó casi dos horas en ese lugar, hasta que salió de la habitación. 

   Escuché los pasos esta vez acercándose a mi habitación. Tirada en el suelo pude ver cómo la figura era en realidad una mujer. Está se encontraba completamente desnuda y con una mascara de payaso medieval en la cara. No supe que hacer. Me quedé paralizada mientras esta mujer sólo me observaba. Pronto esta se acercó a mi y comenzó a quitarme la ropa. Me traté de jalonar, pero mi fuerza no era suficiente cómo para detenerla. Cuando estaba por quitarme mi ropa interior le lancé una mordida, la cuál logro lastimarle parte de su dedo. Ella sólo me miró, y luego me dio una bofetada gigantesca. No me logro desmayar, pero definitivamente me había aturdido. Aún recuerdo que durante todo esto la mujer silbaba una melodía que me era muy familiar. Era una canción que recordaba haber escuchado en alguna otra parte, pero que simplemente no llegaba a mí. La mujer se dio la vuelta después de quitarme las medias, y camino fuera de la habitación. Sentí una impotencia gigantesca, ya que en realidad quería matar a esa mujer. Ya no me interesaba salvarme. Ya no me interesaban los motivos detrás de esto... sólo quería matarla. 

   Paso más tiempo, y vi cuando la mujer regreso a la habitación del otro lado. Parecía estar mirándome. Pronto un pitido gigantesco ensordeció mis oídos. Era el feedback de un micrófono. Duró mucho tiempo y no se detuvo hasta que me escucho gritar. Cuando el silencio regresó, no paré de gritar con enojo y tristeza. Le rogué que me sacará, o que me matará. Le ofrecí todo el dinero que tenía. Pero contestó de una manera que no imaginé; 

    - "Tienes una espíritu fácil de romper" - dijo aquellas voz. Noté que esta estaba modificada para sonar más chillona de lo normal, pero eso no la alejaba de ser perturbadora. Era la primera vez que escuchaba la voz de mi verdugo. Me solté a gritarle desde insultos hasta gritos de piedad. Ella me ignoraba, y esperó hasta que me encontrará llorando sin parar. Fue ahí cuando a través de un tubo que creí era del clima cayó un plato envuelto con plástico. Era comida. Cómo un animal me acerqué a este, con lagrimas en los ojos y con inmensas ganas de comer. A pesar de esto, me detuve justo cuando estaba frente al platillo. Lo pensé. Tal vez me iba a envenenar. Miré a la otra habitación. Espere paciente - "No tiene nada, eres libre de comer" - contestó la voz - "No te queremos muerta" -  lo último me estremeció, pero desesperada comencé a arrancar el plástico del platillo y a comer del pollo frito que había. La voz comenzó a hablar. No recuerdo bien el discurso, pero me habló acerca de esto siendo un experimento. Furiosa pregunte todo, incluso queriendo saber que querían hacer conmigo, pero ella no dijo mucho. Lo único que recuerdo fueron esas últimas palabras antes de que apagará el foco de su habitación y el micrófono; - "No recordarás lo que era ser tú. Te curaremos".

   Ahora estoy en soledad, comiendo lo que quedó de aquel encuentro. La mujer dejó encendido un reloj de neon en la otra habitación. Ahora puedo distinguir la hora y la fecha. No tengo idea de que seguirá, pero se que no moriré de hambre. Tienen otro planes para mí.

El Diario De Jessica (Una Crónica Fetichista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora