18 de Noviembre
Las cosas han empeorado, y algo en mí me dice que esto es sólo el principio. No entiendo porque me hacen esto a mí, pero no me queda de otra más que tratar de encontrar maneras para escapara. Encontré la puerta por la que mi verdugo entró la última vez a la habitación, pero esta parece puerta de un maldito bunker nuclear. Es de acero blindado y probablemente pesa más de una tonelada. He tratado de lanzar mis platos de comida hacía el cristal que divide mi habitación de la otra, pero todos estos son de plástico. Me he comenzado a desesperar, y el hecho de que no tenga idea de cuanto duré esto sólo empeora las cosas. Ayer no tuve tiempo de escribir, porque fue probablemente uno de los días más agotadores que he tenido desde que llegue aquí. De acuerdo a la figura, llevó aquí una semana y medía. Siento que llevo aquí un mes entero... pero supongo es parte de mi desesperación, y de mi anhelo por la libertad. Hoy es mi primer día de descanso desde las torturas del día de ayer. Nunca le haría a nadie lo que me hicieron ayer. Fueron unas 20hrs de completa tortura física y psicológica. Es cómo si en realidad quisieran arrebatarme todo lo que soy. Es cómo si de verdad buscarán terminar con mi individualidad.
Me desperté temprano, recuerdo que pude escuchar cuando ella llegó. Una vez más pude verla moviendo cosas dentro de su habitación y escribiendo en una libreta. Traté de no demostrar que estaba despierta, pero eventualmente me cansé de estar fingiendo. Ella se dio cuenta que me levante, ya que justo cuando me enderece, un plato de comida cayó a través del tubo. Era un pastel de chocolate completo, acompañado de la malteada de siempre. Me pareció muy grande, pero no podía decir que no, ya que si no lo hacía sabía lo que me esperaba. Comencé a comer el pastel con mis manos -ya que nunca me han dado cubiertos- y a embarrarlo en mi cara. La figura me observaba desde su habitación, y pronto encendió el micrófono; - "No uses las manos. Es demasiado trabajo, y no quiero que te canses hoy" - la miré confundida. No entendí cómo esperaba que comiera. Ella pareció darse cuenta, y salió de la habitación. Escuche sus paso acercándose, y la misma puerta de la última vez abriéndose. La misma mujer apareció, esta vez con una mascara de bruja que le cubría por completo la cabeza, y una revolver apuntando hacía mi. Creí que me mataría, pero simplemente se sentó frente a mi con el arma apuntándome. Me observó en lo que para mi parecieron minutos. Tenía ganas de asesinarla, pero no tenía ninguna herramienta, y ella era claramente más fuerte que yo.
- "Sabes... Nunca imaginé que te volvería a ver" - dijo ella. Eso fue extraño, y me hizo darme cuenta que probablemente conocía a esta persona. No reconocí su voz, pero ella parecía conocerme. Tenía unas esposas en su otra mano, y me las lanzó - "Pontélas, tendremos la terapia ahora, porque algunos de tus modales me siguen pareciendo bastante tú" - me las coloque. Estaba aterrada, pero trate de contenerme, ya que ella tenía el arma, y a pesar de que mi vida es un martirio, sigo sin dejar de tenerle miedo a la muerte. La chica se acercó a mi cuando me puse las esposas y me empujo para caer al suelo. Caí de espaldas, y dolió mucho. Ella se paró abriendo las piernas frente a mi. Pude ver su vagina, ya que aquél día llevaba una falda y no traía ropa interior. Con lentitud me colocó dos cosas redondas al rededor de mi cabeza. Una en la derecha y otra en la izquierda. Me puso un trapo en la boca, y salió de la habitación. Me vi a mi misma en el espejo. Tirada. Noté que había ya algunas lonjas saliendo de mis caderas, de la misma forma en la que comenzaba a desarrollar una pequeña papada y mi abdomen se veía más redondo. No era un aumento de peso gigantesco, pero definitivamente había ganado algo de peso. El micrófono sonó, y su voz dijo unas palabras que nunca podré olvidar; "Esto dolerá, pero créeme... te sentirás mejor".
Una corriente eléctrica comenzó a golpear mi cabeza. Me retorcí desesperada y casi inconsciente. Era el dolor más grande que había sentido en toda mi vida. Ella repetía; "Comer sin manos", sin parar. No entendía que carajo pasaba. Pronto ella comenzaba a decir otras cosas. No recuerdo lo que decía, pero comencé a sentirme extraña. Fuera del dolor, sentía que mi cuerpo sufría algo. Era cómo si mi estomago de repente comenzará a sentir una extrema sensación de querer comer. Lloraba y gritaba desesperada, pero quería algo en mi estomago. Ese dolor. Ese apetito. Nunca lo había sentido en mi vida. Era como un impulso sexual llamándome. Mis manos pronto se acercaron a mi estomago. Estas se retorcían, pero trataba de tranquilizarlo. Fue ahí cuando la corriente dejo de correr. Estaba poseída por algo. Aún sabía quien era, y que era lo que acababa de pasar, pero estaba desesperada. Quería comer. La mujer salió de su habitación y volvió a la mía, esta vez sin su arma. Me miró tirada en el suelo, y desesperada. "Buen trabajo", me dijo, y pronto me liberó. No tuve ganas de lanzarmele para atacarla, ya que me sentía muy aturdida y con un apetito gigantesco. Era cómo si me hubiera convertido en un perro hambriento. Me arrastré desesperada hacía el pastel, y comencé a comerlo sin usar mis manos. Comía como un cerdo hambriento y me embarraba el cuerpo y el rostro sin importarme nada. La comida entraba en mi, pero no era suficiente. Comí y comí hasta que se termino el plato. Ahí me dirigí a tomar de la malteada con una desesperación gigantesca.
Recuerdo haberme girado y notar que ella ya no se estaba en la misma habitación que yo, había regresado a su habitación, y sólo me miraba. Al terminar caí al suelo. La miré directamente. Mi cuerpo se sentía diferente. Me dolía la panza. Agaché mi mirada y note que claramente estaba inflamada de mi estomago. Por alguna razón comencé a sobarlo, y sentí algo que no había sentido en años. Era cómo descubrir la masturbación. Era un placer gigantesco. Me sobé la redonda panza y sentí cada angulo posible. Note que las lonjas de mis caderas se habían ensanchado, y las apreté cómo si se tratará de algún objeto sexual. Por alguna razón me sentía excitada, y sentía que todo me daba vueltas. Pronto sentí un gigantesco orgasmo, y caí desmayada. Era demasiada comida para mi, pero por alguna razón la había terminado sin titubear. Me desperté unos treinta minutos después. El resto del día fue tener orgasmos constante, con aquella mujer lanzando las 4 comidas del día restantes y conmigo teniendo orgasmos y desmayandome treinta minutos cada que me venía. Muchas personas amarían el tener tantos orgasmos en un día, pero yo no quería tener esa experiencia bajo las condiciones en las que estoy.
Hoy he recibido igual 5 comidas, pero esta vez más ligeras y sin necesidad de electrochoques. Aprendí que no les agrada que coma con mis manos, así que he comenzado a dejar ese habito. No puedo negar que me siento humillada al comer como animal, pero ellos lo desean. Hoy no he tenido ningún orgasmo tras comer, sólo me he sentido muy llena y me he tirado al suelo para sobar mi panza. No es adecuado decirlo, pero creó que mi panza es algo linda. En el espejo puedo notar claramente que ya he comenzado a subir más de peso. No se cuanto, y no creó sea bastante, pero para sólo unos 3 días siendo alimentada de esta manera, es un cambio notorio... no se que me deparará dentro de dos semanas. Esperó alguien me rescaté antes.
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El Diario De Jessica (Una Crónica Fetichista)
Mystery / Thriller¿Que harías si un día despiertas dentro de una habitación obscura y lo único que tienes es una libreta?... Escribir, ¿Cierto? Nada de lo que está escrito en esta novela es real, cualquier coincidencia con algún suceso verídico es sólo eso.