Entrada #4

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16 de Noviembre

   Me aterra saber lo que se ahora. Fue un error desear que no me matarán. Ahora soy un objeto de estudio, y en realidad quieren hacerme desaparecer por completo. Hablo en plural porque desconozco si esta es obra de una sola persona o de varias. Sólo he visto una, pero algo en mi me dice que no es sólo una. Quiero escapar, pero simplemente no hay ninguna opción. Esta mañana me desperté y noté que hay un espejo en la otra habitación que apunta hacía mi. No entendía que era, y lo miré durante horas. Mi reflejo estaba ahí. Me notaba un poco más delgada de lo normal, pero eso probablemente se debía a que acababa de salir de una larga racha sin haber comido. Mi desnudo cuerpo también me hacía sentir desprotegida. No quería que ellos miraran mi cuerpo. Toda esa mañana no hubo ruido alguno, hasta que el mediodía llego, y pude notar que la misma figura de siempre regresó a la habitación. Esta vez no llevaba una túnica, sino que estaba vestida normal y llevaba una mascara de calavera. Pude notar que era la misma mujer de ayer, así que no me sorprendí al ver su figura. Le grité muchas cosas, la mayoría ofensivas, pero esta simplemente me ignoró y continuó haciendo cosas que no pude visualizar. No duro mucho tiempo así.

   -"¿Tienes hambre?" - me dijo la voz a través del micrófono de la última vez. Asentí con mi cabeza, y a través del tubo salió un platillo envuelto en plástico. Esta vez era una hamburguesa grande, y una malteada de vainilla parecida a la del día anterior. Me senté en el suelo a comer, mientras me di cuenta cómo la figura del otro lado me observaba y anotaba cosas en una especie de libreta, la cuál lucía similar a ti, querido diario. Cuando termine todo, la figura dejo de anotar. Me volvió a observar - "Levántate y da una vuelta, quiero ver tu cuerpo" - confundida no me levante, pero pronto el horrible feedback del día anterior regreso. Grité desesperada y me puse de pie. Con ojos en mis lagrimas comencé a dar la vuelta. Alcé mis brazos, mis piernas y mis senos, cómo la figura me lo estaba pidiendo. Me sentí más humillada que nunca, pero no quería volver a escuchar ese horrible y ensordecedor ruido - "¿Cuanto pesas?" - me preguntó la voz. No supe que responder, y la voz volvió a preguntarlo. Tras unos segundos le contesté. La última vez que me había pesado decía que eran 57Kg, y esa fue la única respuesta que vino a mi cabeza. La figura se quedó parada anotando. La pregunta me inquieto, ya que no era un tipo de pregunta casual de parte de alguien que te acaba de secuestrar. 

   Comida volvió a salir del tubo. Esta vez era comida china, acompañada otra vez de una malteada de vainilla. Era más de lo que incluso yo en libertad hubiera pedido, así que sólo miré a la figura esperando una respuesta. El feedback regresó a molestar, y yo comencé a gritarle. Le rogué que me dijera que hacer, porque estaba verdaderamente confundida;

   - "Come" - dijo en un tono monótono, y yo comencé a comer. Comí el arroz primero, y pronto el pollo. Era una comida china más grasosa de la normal, pero no podía dejar de comer. No quería escuchar ese horrible ruido otra vez. Prefería morir a quedarme sorda en este maldito lugar. No logre terminarlo todo, así que deje el plato a la mitad - "¿No tenías hambre?" - dijo la voz. La miré, le dije que simplemente no cabía más en mi - "No haz intentado lo suficiente" - el feedback volvió a sonar y mis oídos lloraron una vez más. Comencé a comer de nuevo y se detuvo. La voz entonces comenzó a preguntarme cosas al azar. Me preguntó respecto a mi empleo, y respecto a mi puesto en el trabajo. No contesté como lo haría en libertad, pero dije lo que mejor pude articular - "¿Cuanto es lo máximo que haz pesado en toda tu vida?" - me dijo la voz del otro lado. No entendí la pregunta, y la volvió a repetir. Le dije que habían sido 61Kg, y que habían pasado después de una pequeña depresión que había sufrido tras la muerte de una tía mía. Esto pasó durante mis años de adolescente, por lo que me confundió ese tipo de pregunta. No tenía ni idea de lo que se estaba por venir. Terminé de comer y me acosté en el suelo. Mi panza se sentía inflamada, y la pude ver. Había crecido un poco, y en donde alguna vez estuvo plano, esta vez se notaba cómo un chipote grande saliendo de mi abdomen. Tenía el rostro repleto de grasa, al igual que mis manos. A pesar de ello comencé a sobarme el estomago, ya que me dolía bastante. La figura entonces volvió a hablar por el micrófono; - "Escucha... este sera nuestro horario a partir de hoy" - me confundí, y poco a poco escuché el horario. Comería 5 veces al día, y por las noches de cada 2 días tendríamos "terapia de convencimiento". No entendí que carajo trataba. Las comidas eran demasiadas para mi, y la terapia no sonaba como algo verdaderamente positivo. Reclamé, y la voz encendió el feedback una vez más. Duro más de lo normal. Cuando por fin me encontré tirada en el suelo, llorando, el ruido se detuvo. La voz volvió; - "Seras nuestra cerdita amaestrada. Comenzamos mañana" - pronto la silueta se dio la vuelta y desapareció de la habitación.

   Minutos después un plato con la mitad de una pizza, y -adivina- malteada de vainilla bajo por el tubo. Me acerqué aún con el estomago lleno de la comida anterior. No quería hacerlo, pero supuse que eso era lo que ellos querían. Con lagrimas en mis ojos comencé a comer la pizza, que resultaba más grasosa y salada que la pizza habitual. Había una nota en el vaso de la malteada; "Bienvenida a casa, gordita". Ahora se lo que quieren. No se porque lo desean, pero quieren engordarme. 

El Diario De Jessica (Una Crónica Fetichista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora