Entrada #11

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7 de Enero

   Ella dice que ya llevo tres meses aquí. Mi vida ha cambiado mucho, y se que me he rendido ante ella demasiado rápido... pero es que hay algo. No lo se. Es cómo si me sintiera obligada a sentir atracción sexual por ella. Es confuso, y no me gusta mucho indagar en ello. Existir se había estado convirtiendo en toda una aventura, y yo sentía que ya llevaba años encerrada dentro de este lugar. Mi cuerpo ha cambiado de una manera exagerada, y comienzo a notar que incluso ella se siente impresionada por todo lo que ha logrado conmigo. Desde que me revelo su nombre las cosas han cambiado mucho entre nosotras dos, principalmente por el hecho de que he comenzado a sentir la obligación de querer complacerla. Me gusta lo que hace conmigo, y quiero agradecérselo mostrandole mi nuevo cuerpo. Recientemente tuvimos juntas una cena de navidad y una de año nuevo... o bueno, yo tuve la cena. Mariana me envió montones de comidas grasosas de Navidad, incluyendo un pavo completo, bastante vino, cerveza, ensalada de manzana y montones de pasta. Esos dos días comí sin parar, y acompañada del hecho de que a diario soy alimentada como un animal, engorde mucho. Ahora pesó unos 97Kg, y si bien no soy obesa aún, definitivamente ya no queda nada de la vieja Jessica en mi. Me estaba convirtiendo en todo lo que alguna vez temí convertirme. Ahora era una sumisa, y comenzaba a sentirme cómoda siéndolo. Me observaba constantemente en el espejo. La panza salida y las estrías a su al rededor, acompañado de mis gordas piernas y las lonjas al rededor de mi vagina. Mi cuerpo era perfecto. Mis brazos rechonchos. Mis cachetes. Mi culo ahora repleto de marcas preciosas ocasionadas por mi gordura. Mariana me convirtió en algo que nunca supe que quería llegar a ser. Nunca me había sentido tan sexy y femenina, era como seguir siendo delgada y linda, pero esta vez... sin el vació existencial que requiere serlo. 

   Ser delgada nunca me había traído una verdadera felicidad. Tal vez los chicos me miraban más, y la gente siempre me daba halagos... pero yo nunca quise ser eso. Ser atractiva y linda trae oportunidades, pero igual limita mi personalidad. Nadie me toma en serio. Todos creen que solo soy una cara, y cuando por fin conversan conmigo suelen ignorar el hecho de que soy alguien inteligente y con pasiones, solo se concentran en mi físico. Extraño los días con Karen. Estar cerca de otras chicas lindas siempre fue la única manera en la cual logre ser yo misma. Ellas lo entendían. Ellas sabían que eramos algo más que solo caritas lindas. Con el tiempo me comencé a odiar, y mi belleza consigo. Nunca lo admití en voz alta, pero ver esa figura escultural y ese bello rostro en el espejo me hacían odiar mi existencia más que nada. Era como un boleto a la elite, una en donde tu única función es quedarte parada y observar lo que hacen el resto de las personas de tu trabajo, ya que tu solo eres la cara... estas llena de ideas, pero solo eres eso para ello. Solo eres un pedazo de carne, y cuando ese pedazo de carne no luce como ellos quieren que luzca simplemente no te aceptan. Mariana era diferente. A ella le gusta verme sometiendo mi cuerpo a una transformación extrema. Ya no me importa más. Solo quiero que ella sea feliz. No me importa si termino con todas las enfermedad posibles que pueden venir con el sobre-peso, quiero que ella me mire a los ojos y pueda decir con orgullo que yo soy su chica gorda. Soy la chica que siempre había deseado tener. Soy la chica con la que pasará el resto de su vida. La gorda que cayó en sus manos y ahora no quiere escapar de estas. 

   En año nuevo ella entró un momento a la habitación. Le gustaba como me veía, y a mi me gustaba verla ahí parada. Su bella voz. Su lindo y casi perfecto cuerpo delgado. Se acercó a mi, ya que yo estaba acostada completamente derrotada después de toda la comida que había tenido. Me acarició la panza. Mi suave y redonda panza. "Te gusta ser una cerda, ¿Verdad?", recuerdo que me dijo mientras me acariciaba, y yo le brinde una adorable sonrisa. Cada que me sobaba la barriga sentía un cosquilleo dentro de mi. Era excitación, pero un sentimiento completamente diferente a todo lo que había sentido alguna vez. "Te llevare al cielo, gordita", Mariana luego procedió a poner sus dedos en mi vagina. Comencé a sobar mi panza, mientras lentamente Mariana me masturbaba. Pude verme. Engordando. Creciendo. Todo al lado de esta chica con una mascara en su cara. Apreté suavemente uno de sus senos, y ella parecía también sentirse excitada. Podía ver sus ojos a través de esa mascara. No recuerdo específicamente de que era la mascara, pero esos ojos rojos obviamente excitados son algo que nunca se olvida. Me hizo sentir algo que nunca había sentido en toda mi vida. Era como si sus dedos fueran mejor en esto que cualquier pene en el mundo. Cuando por fin me vine, pude notar que ella lanzó una risa nerviosa. La miré, y ella a mi. Mirándola a los ojos le decidí preguntar hasta que punto llegaría yo a engordar. Ella me miró, y me contesto; "No puedo decírtelo. Pero estas haciendo un buen trabajo...". Se fue después de eso, y regreso el 3 de Enero. Ahorita mismo no esta, se fue más temprano de lo usual ya que hoy realmente no paso nada. Hay veces que los días son aburridos, y por eso mismo no escribo. A parte de que es algo difícil concentrarse en ser una futura gorda y aún así seguir escribiendo y contemplando lo que pasa. Se que mi vida ya no es normal, y tengo miedo de que esto solo indique que he perdido por completo la cabeza. 

   Un poco de helado acaba de bajar. Comeré un rato antes de ir a dormir. Tengo el presentimiento de que mañana será un día diferente.  

El Diario De Jessica (Una Crónica Fetichista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora