6 de Diciembre
Ella regresó ayer. Nunca me había sentido más desesperada por el contacto humano en toda mi vida. Eran aproximadamente las siete de la mañana, y escuché cuando la puerta de su habitación se abría. Desesperada me levanté y trate de visualizar si se trataba de ella, y así era. Se asomó por su ventanilla y alzó su mano, parecía que en realidad se daba cuenta de lo desesperada que estaba por su regreso. Los últimos días habían sido un infierno. Sólo había estado comiendo y masturbándome, mientras esperaba a que ella llegará. Esperaba a que me encontrará masturbándome, y se diera cuenta de lo desesperada que estaba por un poco de atención de su parte. Ella se ha convertido en mi única compañía, y ya no me da miedo aceptar que he comenzado a sentir cosas por ella. Me la pase arrancando hojas de tí, querido diario, y dibujando bocetos de ella. Se que suena absurdo, pero ella se ha convertido en mi dueña. En la persona que se hace cargo de mí, y que me alimenta y me cuida cuando es necesario. Su ausencia me estaba enloqueciendo. Y cuando esa mañana la vi, no pude evitar más que saludarla emocionada. Ella anotaba, cómo siempre. Esta vez traía puesto un pasamontañas, y traía un lindo saco purpura. La observé sonriente mientras esta anotaba, y de la nada salió de su habitación. Quería verla de nuevo. No quería dejar de verla, así que desesperada traté de hacer ruido para que regresará, pero me detuve cuando pude escuchar la puerta de mi habitación abriéndose. Ella entró. Tenía ya un tiempo que no nos veíamos frente a frente. Me pareció más bella de lo usual, luciendo un cuerpo envidiable y precioso. Esa vez tenía su libreta con ella, y me observó en silencio. Supongo esperaba algo, pero no lo obtuvo, y continuo anotando mientras caminaba hacía el otro lado de la habitación y se recargaba en la pared. La observé. Me odie por querer matarla varias veces. Me odie por no querer verla siempre.
"¿Cómo haz estado", dijo ella mientras alzaba su mirada ligeramente. Le respondí que me encontraba bien, y tras unos segundos de silencio y ella anotando, me atreví a decirle que la había extrañado durante su ausencia. Me miró extrañada. Podía distinguir sus ojos y sus labios a través del pasamontañas. Tenía unos bellos y carnosos labios, mientras que sus ojos verdes me parecían cautivantes y me enamoraban intensamente. "Veo que haz comido bien", me dijo y soltó una pequeña risa ahogada. Asentí con mi cabeza y toque una de mis nacientes lonjas grandes. Definitivamente había aumentado mucho de peso, y era aparente, ya que había desarrollado una panza gruesa y tenía ya un par de lonjas bastante grandes. "A pesar de eso, vamos a hacer algo hoy...", paró de anotar y sacó de una bolsa de su saco las esposas de la última vez. Temí a que se repitiera lo mismo, pero ella me dijo que no. Confíe en ella. Ella sabía lo que era bueno para mí. Me deje poner las esposas, y pronto ella me tomó por estas y me dirigió hacía la puerta de la habitación. Por unos segundos recordé que ya llevaba mucho tiempo aquí. Recordé que tenía ya casi dos meses que no veía la luz del día, o respiraba aire totalmente puro. Caminamos. Afuera de mi habitación había un pasillo gris que era iluminado solamente por un foco que parpadeaba. Caminamos por el pasillo, y noté que había varias puertas. Pude distinguir la puerta de su habitación, ya que era de madera. Más adelante había puertas de lo que parecían ser almacenes y closets. Al final del pasillo había una plataforma metálica. Ahí fue donde nos detuvimos. "Es una bascula industrial. Ahora no es lo único que puede pesarte, pero esperemos lo sea con el tiempo", dijo mientras me colocaba en el centro de la bascula y anotaba unas cosas en un panel pequeño al lado de esta. Tras unos segundos la maquina hizo un pitido. Ella vio algo en el panel y comenzó a anotar lo que parecían ser operaciones matemáticas. Cuando termino me observó, y pude ver su sonrisa por primera vez. Incluso detrás del pasamontañas era preciosa. "Son 89kg, linda", dijo sonriente. Me pareció mucho para tan poco tiempo, pero no me sorprendió mucho, ya que de hecho el peso extra comenzaba a ser mucho más aparente que al principio. "Buen trabajo, tendrás algunos beneficios por tu avancé", algo en mí me hizo sentir satisfecha. Cómo si todo estuviera valiendo la pena. No se lo que era, pero sentía algún tipo de felicidad que me estaba haciendo sentir nerviosa.
Tras esto, me regresó a mi habitación. En donde ahora había una silla por alguna razón. Ella me indicó que me sentará. La obedecí, y tome asiento. Se fue de la habitación y pronto trajo lo que parecía ser un embudo y una garrafón grande con malteada de la que usualmente se me daba. "Verás, esta malteada es realmente mágica...", dijo mientras vaciaba parte de la malteada en el embudo, mientras doblaba el tubo de plástico para que esta no pasará y saliera del otro lado, "Tú progreso no sería nada sin esto", se acercó y me apretó una de mis lonjas. Sonreí tímida, y luego sentí algo de vergüenza. Ella me dijo que abriera la boca, y me puso el tubo de plástico en esta. Supe lo que planeaba, y en realidad no me sorprendió. Sabia que se venía un orgasmo gigantesco, y no mentiré, me sentí emocionada. Me dio un golpe en la panza y pronto dejo caer todo el liquido. Era mucho. Sentía cómo una fuente de agua cayendo directamente en mi boca. Me hubiera alejado, pero sabía bien. Era diferente... comenzaba a hartarme de la malteada, pero mediante este método podía sentirla diferente. El líquido bajaba por mi garganta, y se desviaba un poco por mis cachetes. Podía sentir como este se embarraba hasta llegar a mis lonjas y a mi trasero. Era raro y diferente. Cuando termino, ella retiró el tubo. Agaché mi cabeza y suspiré agotada. Lancé un eructo gigantesco, y ella me observaba. Mi panza se sentía hinchada. Me sentía demasiado pesada cómo para existir. Era diferente. "Tienes dos horas de descanso", me dijo y se acercó para quitarme las esposas. Me miró unos segundos y salió de la habitación. Recargue mi cabeza en la cabecera de la silla, y comenzó el proceso de siempre. Mi panza, se sentía más grande de lo usual. Comencé a sobarla, y los orgasmos de siempre comenzaron a llegar. La grasa. Las lonjas. Lo grande que mi panza era ahora en comparación al pasado. El orgasmo se construía y se construía mientras sobaba mi hinchada y gorda panza. Ella me miraba desde la otra habitación. Anotando cosas y simplemente observándome. La vi, y sin tapujos comencé a masturbarme mientras mi rostro demostraba una clara excitación. Quería que bajara. Quería que estuviera a mi lado. Lentamente me frote y me frote. Mis nuevas piernas gruesas retachaban ligeramente, y dejaban escuchar cómo mis ahora grandes pechos retachaban entre sí. Comencé a darle golpes a mi panza, en son de estar realmente excitada. Ese algo que me había poseído en el pasado, era ahora parte de lo que estaba comenzando a ser.
Ese día fue agotador. Las comidas se aumentaron, siendo ahora siete comidas al día. Durante el día me estuve alimentando, mientras ella me miraba. Podía notar que le gustaba mi nueva figura. Podía notar que se sentía excitada por mi silueta de una chica llenita. Comí, y comí, de maneras en las que ella pudiera llegar a sentir el mismo tipo de cosquilleo que yo sentía cada que sobaba mi panza. Se fue a la medianoche, la primera vez que se fue a esa hora en todo el tiempo que he llevado aquí. Hoy me desperté y estuve comiendo lo de siempre. Me odio a mi misma, pero esto comienza a gustarme. Se que no es saludable. Se que no es bueno, pero... hay algo en ella. Algo en toda esta situación. Es cómo si esto, no lo se. Como si todo esto estuviera escrito. Cómo si esto fuera parte de su plan, y no podía estar más de acuerdo con ello. Ya no me da pena admitirlo. Quiero ser gorda. Quiero ser su gorda.
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El Diario De Jessica (Una Crónica Fetichista)
Mystery / Thriller¿Que harías si un día despiertas dentro de una habitación obscura y lo único que tienes es una libreta?... Escribir, ¿Cierto? Nada de lo que está escrito en esta novela es real, cualquier coincidencia con algún suceso verídico es sólo eso.